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.Mañana traeré más. 


En 1947, en una Berlín en ruinas, una joven se encuentra con un ciego errante en la calle que le pide llevar una carta a una dirección. Caritativamente, ella acepta y toma el camino de la dirección indicada. Pero al hacerlo ve como el ciego huye corriendo, sin vacilación alguna, y que desaparece girando rápidamente por la primera esquina.

La chica no entiende nada... Encontrando este comportamiento sospechoso, la joven va a contar lo sucedido a la policía. La policía escucha lo sucedido y decide ir a la dirección a la que supuestamente debía entregar la carta, acompañados de la chica.

Una vez allí, descubren con horror que en esa vivienda se encuentran dos hombres y a una mujer muertos, además de una gran cantidad de carne (la carne en aquella época era muy valiosa, ya que estaban arruinados). Pero para sorpresa de la policía la carne no era de animal, sino que era... carne humana.

Y el texto de la carta que la joven debía entregar decía lo siguiente: "Carne de la mejor calidad para la población. Mañana les traeré más."


 .Leyenda urbana: La canción maldita.


Seguramente hayas oído la leyenda de la canción "Gloomy Sunday". Según cuentan las ondas radiofónicas de esta canción tenían el poder de quitar la vida del oyente. Reszo Seress compuso en 1933 la melodía de "Glommy Sunday".

La compuso un domingo sombrío, después de romperse la relación que mantenía con su novia de toda la vida. Su amigo y compatriota húngaro, Laszlo Javor, añadirá la letra a la canción. La difusión radiofónica comenzó a mitad de los años 30, con un efecto del más funesto.

La canción estaba en el centro de una ola devastadora de suicidios: Se encontraron pianistas con la partitura en la mano, anónimos con el disco sonando en su tocadiscos en el momento de quitarse la vida, otros citando alguna parte del texto de la canción en su última carta... Incluso la joven con la que rompió el compositor, la que inspiró la canción, corrió la misma suerte: El texto fue traducido al inglés con las mismas fatales consecuencias. La canción fue retirada de las ondas.

Difícil distinguir la verdad de la leyenda en esta historia, lo que sí nos queda es una melodía intensa con interpretaciones tan diversas como inspiradas.

.Leyenda Urbana: Noche estrellada. 


Una joven pareja decide dar un paseo nocturno or el bosque cercano a su ciudad para ver las estrellas y el firmamento sin la polución de la urbe. En el momento de regresar a casa, el muchacho se da cuenta que el coche no arranca. Tras un rato intentándolo, él le propone a ella esperarle en el coche mientras va a pedir ayuda. Ella, aunque algo asustada, acepta.

Nada más partir él, cierra bien todos los seguros. El tiempo pasa y su novio aún no ha regresado...Siguen pasando los minutos y el miedo en ella cada vez es mayor. De repente, ella empieza a escuchar un ruido en el exterior, más concretamente en el techo del coche. Parecía como si una rama de árbol rozará con el coche por el aire que soplaba fuera. Aunque era extraño, porque no estaban próximos a ningún árbol. Aunque asustada, al final termina durmiéndose.

Al amanecer, la muchacha es despertada por la policía. Extrañada, ella abre la ventanilla y le piden que salga del coche, pero que no mira detrás de ella. Evidentemente, se volvió y vio a su novio muerto, colgando de la rama de un árbol mientras sus pies rozaban el techo del coche. 


.Leyenda urbana: El agua de la vida.


Una pareja acaba de mudarse a un pequeño y bonito castillo que habían comprado recientemente. Curiosos, decidieron dar una vuelta e investigar todos los recovecos y escondrijos de su nueva morada.

En una bodega, descubrieron varios barriles de vino y otros licores. Probaron varios de ellos. Muchos estaban deliciosos. Se notaba que debían llevar allí muchos años, lo que había hecho de ellos licores aún mejores. Siempre servían alguno de estos licores a sus amigos, cuando venían a visitarles.

 Llegó el día en que un barril estuvo vacío. Pero curiosamente seguía siendo muy pesado. Decidieron abrirlo con el fin de ver lo que quedaba en el interior. Aterrorizados Ellos descubrieron que en el interior del barril había el cadáver de un hombre acurrucado.

.El color rojo. 



Érase una vez una maestra que era muy bonita. Pero por mas bonita que fuera, tenía un corazón podrido. Inmersa en sus propios objetivos y amargura, descargaba con sus estudiantes la frustración de llevar una vida que no le gustaba y le ensombrecía el ánimo con cada día que pasaba.

En su clase, había un chico que se enamoró perdidamente de ella. La maestra sabía de esto y rompió su corazón, decidiendo no terminar con eso también pensó que sería buena idea humillarlo para su propia diversión. El pobre muchacho no aguanto más y se suicidó. A la maestra no le importo lo que sucedió y con una pluma roja tachó el nombre del estudiante.

Un día que la maestra se tuvo que quedar trabajando hasta tarde. Al salir de la pequeña habitación que constituía la sala de profesores, se encontró con que había un estudiante en el pasillo que le daba la espalda. Le pareció extraño que un estudiante estuviera allí a esa hora, así que lo llamó.

Cuando la maestra lo vio, sufrió se desmayó del horror al comprobar que una equis roja cruzaba el rostro pálido y demacrado del niños, era un tachón similar al que ella misma había hecho sobre el nombre del pequeño estudiante.



.Las fotografías.


Hace unos meses una amiga mía, que es una fotógrafa por naturaleza y con mucho futuro, decidió pasar un día y la noche sola en los bosques fuera de nuestra ciudad. Ella quiso conseguir las fotos de los bosques y la fauna tan naturalmente como ella podría para su portfolio.

No tuvo miedo de estar sola, porque ya había acampado por su cuenta muchas veces antes. Estableció una tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Se llenó cuatro rollos de la película por aquel viaje, pero algo era extraño sobre ellos.

Lo que vio en aquellas fotografías se ha quedado con ella desde entonces, y todavía trata de reponerse del trauma le han causado. Casi todas las imágenes fueron normales, salvo una imagen en cada rollo de la película. Estas fotos eran de ella, dormida en su tienda en medio de la noche.

.Pasos en el pasillo.


Estaba durmiendo en la noche en una ruinosa pensión, era lo mas barato y no tenia tiempo para buscar otro lugar en donde cobijarme durante la noche. A medianoche sentí que algo no me dejaba dormir, abrí los ojos y vi que a mi lado había una anciana echada sobre la cama, mirándome fijamente.

- No te asustes - susurró la anciana -. Lo que anda en el pasillo sí te tendría que asustar.

Rodé en la cama y me puse de pie en el lado opuesto al que estaba la anciana. Encendí la luz, la anciana aun permanecía allí, mirándome fijamente a los ojos, y con la mano me señaló el pasillo.

- No hagas ruido, ahí viene por el pasillo - susurró nuevamente.

Presté atención y escuché unos pasos. Los pasos se detuvieron frente a la puerta de mi habitación. La anciana me indicó que guardara silencio con un gesto. Los pasos volvieron a sonar, está vez alejándose por el pasillo. Yo no entendía nada.

¿Qué estaba pasando?

Fui hacia la puerta, entonces ella intento detenerme, pero quería saber que ocurría. En el pasillo aún había algo, aun se escuchaban los pasos. Abrí la puerta y me asomé, para mi sorpresa no vi a nadie, aunque se seguían escuchando los pasos. Cerré la puerta y giré hacia la anciana, ésta sonreía.

- Yo soy la encargada de la limpieza, y sé que es un fantasma que ronda por la pensión. Lo desperté para avisarle, no es bueno que el fantasma lo encuentre dormido, podría darle un susto de muerte - me dijo.

- El susto me lo dio usted. Pero está bien, gracias por avisar, nunca más vendré a este lugar.

Salió sin decir más y me quede solo. No volví a escuchar los pasos. En cuanto amaneció fui hasta la recepción, allí estaba el dueño.

- Bonito lugar tiene usted - comencé a decirle con tono sarcástico -. Claro, esta el pequeño detalle, casi insignificante, ¡de que aquí hay fantasmas! - el dueño me miró algo perplejo, después se pasó la mano por la barbilla como pensando.

- Discúlpeme, tenía mis sospechas, pero como no duermo aquí, no estaba seguro. La limpiadora siempre me lo decía, decía que había fantasmas ¡Y yo no le creí! Ahora ya es tarde para disculparme con ella; murió hace tiempo.