- No debo dormir -se repetía-. No seré alimento de esa ponzoñosa arpía.
De que aquellos ojos profundos de mirada insostenible lo estaban esperando en el vacío de sus sueños, se encontraba convencido. Y esto le provocaba un sentimiento de terrible angustia.
Incluso a él que entendía la venganza como propia de los espíritus nobles, la tortura a la que estaba siendo sometido se le antojaba como la más cruel y desmedida de cuantas puedan ser imaginadas.
Prefería contemplar la descarnada Luna, como ojo demoníaco entre la negrura envolvente del abismo enlutado, y su palidez inmaculada cuya blancura es más siniestra que las tinieblas de lo subterráneo; a abandonarse a merced del sueño.
Muchos y muy lánguidos fueron los gemidos de las entrañas del alma que esta inquietud le arrancó, llegando a ensordecer el susurro de la soledad, asfixiando los versos de la elegía que el silencio entona. Y muchas fueron las noches que pasó sin dormir intentando entregarse a repasar viejas páginas roídas sobre historias olvidadas.
Pero grande era la pena que cubría su pensar. Sentía como sobre su cráneo descansaba el peso de toda la existencia. Si se le hubiese preguntado, con toda seguridad hubiese respondido que esa mirada no era humana. Que se trataba mas bien de negras agujas que se enterraban en las más hondas profundidades de su voluntad. O quizá más probablemente, de un espejo entre llamas que arrancaba las imágenes más mezquinas de su ser.
Con toda seguridad hubiese respondido que esa mirada era propia de una forma de vida mucho más antigua y poderosa. Que ya era remota cuando el mundo aún era joven.
- Ella estará allí. Aguarda su momento - se decía-. No olvida que es la Inexorable y que no es posible que escapemos a ella.
Y tras perder la cuenta de sus días de vigilia, haciendo ya horas que se le hubo extraviado en los laberintos de su consciencia la razón, la cadena de alaridos que vociferó fue tan atroz que más no lo habría sido si el abismo se hubiese abierto para liberar la angustia de los condenados. El clamor de lamentos sólo fue sofocado para proferir con aterrador tono: "¡Vete, vete!" mientras, dando vueltas, sacudía manotazos a su alrededor de modo, en apariencia, arbitrario.
A causa de su doliente estado, en un dinamismo marcado con un amargor y una distorsión mayores aun que los que el mármol eternizase en Laocoonte, se le tornó la expresión.
No encontrando manera alguna de aplacar la inclemente ansiedad que le mortificaba, se puso a beber hasta que la embriaguez le hubo derribado al suelo. Finalmente, y poco antes de quedarse dormido, balbuceó para sí mismo: "¡Que no haya tiniebla!".
Su mirada se ahogó, fue a morir a los párpados de la aurora de otro mundo. Sintió, con un sentir obscuro y abismático, cómo se hundía en esos ojos negros hasta la entraña que tanto temía. Nada, muerte y vacío, era todo lo que acababa por ser reflejo de aquellas negras pupilas. Se tornaba en abismo todo lo que aquellos ojos contemplaban.
Saboreó amargamente su alma en la boca. Sólo caída hubo después, violenta y profunda, con un caer veloz y prolongado que parecía no tener final.
Fue encontrado al par de días completamente aplastado contra el suelo, en igual forma a la que se encuentra a los que caen desde inmensas alturas. Entre cuerpo putrefacto pleno de morbidez y desecho desgarrado que hubiese hecho las veces de canapé para una gran rapaz, era su cadáver. Su olor era el del vaho sangriento de mil fúnebres festines.
Insomnio
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on martes, 18 de octubre de 2011
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El ser sin alma
Tommy había ingresado ese año a estudiar en un pequeño colegio particular, el corazón le decía que en el nuevo colegio seria todo diferente y por ende esperaba que lo tratasen mejor a como lo habían hecho otros colegios donde había estudiado, una cosa era cierta en ahí lo tratarían muy, muy diferentemente.
Aunque los primeros días como era lógico todos trataban de estar lo mejor presentables y corteses posibles, pues nadie conocía a nadie y Tommy creyó que en aquel lugar seria al fin feliz ya que todos le saludaban educadamente, incluso hasta las chicas mas guapas y bonitas siempre le dirigían la palabra con una sonrisa algo tímida, pero las semanas pasaban y pronto todos empezaron a hacer amistad con alguien de su preferencia.
Poco a poco Tommy empezó a quedarse solo otra vez, pues ya todos se daban perfecta cuenta de que él era, por decirlo así, el perfecto ejemplo de un Nerd auténtico, y por lo tanto una presa perfecta de las bromas de los mas populares y (ya que no habían más Nerds en aquel colegio) de los no tan populares también.
Con el paso del tiempo todas esas bromas ya empezaban a hacer enfadar a Tommy quien en un principio las tomaba a chiste pero ya se estaba cansando, hasta que un día no pudo resistir más y decidió encarar al más popular de toda esa partida de abusivos.
Eduardo, que así se llamaba el chico mas popular de la escuela lo veía con un gesto de desprecio mientras Tommy le hacia un lista de las cosas que le desagradaba que le hicieran y donde les advertía que no le molestasen más, a lo que Eduardo le respondió con un empujón cual ayudado por el pie de otro de esos insoportables chicos hizo perder el equilibrio a Tommy y lo mando de lleno al suelo, todos ellos reían llenos de gracia incluso las chicas que encontraban eso muy gracioso.
Tommy no lo soportó más y en ese momento sucedió algo que empezó a cambiar su vida de una manera irreversible, el carácter siempre tímido y amable de Tommy empezó a expresar manifestaciones de ira, una rabia tan grande y desquiciante que reemplazó a su raciocinio y le hizo actuar por instinto.
-Te voy a matar infeliz... eres hombre muerto y eso te lo juro- fue lo poco que le alcanzaron a oír el resto de sus compañeros pues en ese instante Tommy como un rayo tomó a Eduardo por el cuello de la chaqueta y para sorpresa de todos lo elevo por el aire a un metro de las cabezas de todos, para luego estrellarlo violentamente contra el suelo y comenzar a golpearlo con toda la fuerza que sus brazos le permitían.
-¡Ya basta desgraciado!-Le grito desesperadamente Robert, el mejor amigo de Eduardo y compañero de diabluras, en especial si se trataba de Tommy, quien lanzándose sobre el agresor de su amigo trato de quitárselo de encima pero era tanto como mover una pared de ladrillos.
-Te dije que pares pequeño imbécil- gritó una vez más Robert al tiempo que le propinaba un puntapié en las costillas de Tommy quien al sentir el dolor dejó de golpear repentinamente a Eduardo y lentamente se incorporó con la mirada aterradoramente clavada en los ojos de Robert quien por primera vez dejó de ver a Tommy como a un juguete para golpear y empezó a tenerle mucho miedo.
-Y que haremos ahora contigo Robertito- susurraba Tommy al tiempo que una expresión nueva de furia invadía su rostro.
-No te acerques más te lo advierto, no te acerques mas a mi, por favor- pedía Robert, con un tono que parecía próximo al llanto-por favor, tranquilízate-
Pero cuando Tommy se aprestaba a lanzarse sobre su nueva presa Eduardo se incorporó lleno de sangre en toda la cara y se lanzó contra Tommy por la espalda pero éste lo rechazó con un codazo en la boca del estómago lo cual hizo que Eduardo se doblase como una hoja de papel por la mitad.
-Que rayos pasa aquí- Era el director que había visto todo el cual, avalado por la acusación de todos los compañeros de estudios tuvo motivo suficiente para castigar físicamente a Tommy, el cual llorando más por la ira de aquella última humillación que por el castigo del director se fue a su casa expulsado por tres semanas del colegio, al llegar a casa todavía quedaba la cólera de su padre, el cual ya se había enterado de todo por una llamada telefónica que le hizo el mismo director.
Pasaron tres semanas y al fin Tommy regresó al colegio aunque nadie y solo una compañera suya, llamada Jazmin lo notó, había algo en Tommy que lo hacia diferente, era algo que había perdido, como si ya no formase parte de Tommy, como si aquello que entraba ese día por la puerta del colegio no fuese Tommy.
-No se que le pasa a Tommy, es como si ya no estuviese ahí- Alcanzó a decir Jazmin a una amiga suya durante el receso para el refrigerio-No se que será pero me pone nerviosa.
-Lo que pasa es que ese demente te gusta-Fue todo lo que le alcanzó a decir su amiga lo cual la hizo enfadar mucho.
Pasado ese episodio ya nadie quería acercarse a Tommy pues cada vez que le miraban directamente a los ojos parecían ver un vacío profundo carente de toda emoción, en clase siguió siendo uno de los mejores y a la hora de hacer grupo para algún trabajo de aula nadie quería acercársele a menos que el profesor del curso obligase a unos cuantos.
-Es como si en su mirada ocultase un gran fondo de vacío y tristeza- fue todo lo que Jazmín alcanzó a decir un día que ella y varias amigas estaban reunidas en su casa, pero ellas fingieron no oírla aunque en el fondo sabían que tenía razón.
Al final del año escolar había alguien que quería vengarse, era Eduardo, quien junto con Robert planeaban la forma de cobrársela, hasta que la oportunidad les llegó, en una invitación a la fiesta de Mónica, una compañera más de clase, la fiesta se organizó por el fin del año escolar y por cortesía ofreció un invitación también a Tommy a quien se le acercó bastante temerosa y nerviosa y él se lo agradeció con un apagado agradecimiento, como si alguien estuviese hablando a través de un largo tubo con un pedazo de tela en el otro extremo.
Llegaron todos a la fiesta de Mónica, el lugar era ideal, la casa era muy grande y señorial y justo delante tenía un precioso y pequeño lago que le daba un toque de misterio y romanticismo.
En cuanto a la fiesta, se desenvolvió con toda normalidad, todos se lo pasaban bien, pero Eduardo se encargó de estropearlo todo, y todos sabían porque, tenía una cuenta pendiente. Eduardo se acercó a Tommy y le dijo que Jazmín estaba esperándolo en su coche, quería saber si le hacía un favor. Tommy, estaba desconfiado, pero por tratarse de Jazmín, salió hasta el coche de Eduardo, cuando llegó, el mismo Eduardo y con la ayuda de Robert, lo empujaron hacia dentro, cerraron todas las puertas del vehículo, tomaron una cadena y ataron un extremo de esta al carro y el otro a un árbol, hecho esto, empujaron el coche hacia la orilla.
- ¿Cómo se siente ahora idiota? – Empezó a gritar Eduardo al tiempo que se reía. Sus risas llamaron la atención de todos los que estaban en la fiesta, incluida Jazmín, que salió como los demás para ver que estaba ocurriendo. Al ver el brutal espectáculo, una sensación se apoderó de casi todos los allí presentes, esto estaba yendo demasiado lejos.
- Vamos es sólo una broma de fin de año para el llorón-. Contestó sin dejar de reírse. En ese mismo instante nadie se esperaba lo que ocurrió, uno de los extremos de la cadena se rompió y el coche empezó a rodar hacia el lago.
Todos, espantados, reaccionaron al unísono, empezaron a tirar de la cadena, había que evitar que llegase a hundirse del todo, todos unieron sus fuerzas para salvar al chico extraño, pero el coche pesaba demasiado, su peso hizo que se hundiese en el fondo fangoso, parecía como si una enorme ventosa estuviese absorbiendo al vehículo. Tommy gritaba desesperado, un ataque de histeria se apodero de él, mientras intentaban sacarlo se escuchaban los gritos de desesperación que juraban venganza.
-¡Les juro que me vengar!, no moriré aquí, yo jamás moriré, no
tengo alma por culpa de ustedes, la perdí y ahora lo pagarán!- Eduardo, Robert y Jazmín pudieron ver como la mirada de Tommy se clavaba en sus almas, esas palabras de venganza iban dirigidas a ellos tres, pues Tommy creía que Jazmín estaba en todo esto.
Lo último que se vio fue el maletero del coche, Tommy se había hundido definitivamente, pero sus gritos se oían todavía. El panorama era dantesco, las reacciones fueron distintas en cada uno de los presentes, pero en todos se reflejaba la cara del horror, del espanto, de lo insoportable.
Eduardo, Robert y Jazmín se lanzaron al agua para poder sacarlo, pero todo fue inútil, el daño ya estaba hecho y la venganza había comenzado.
Cuando la policía llegó, remolcaron el auto hacia la orilla y comprobaron que en su interior no había nadie.
Eduardo y Robert fueron acusados de homicidio involuntario y aunque no hallaron el cuerpo
de Tommy fueron condenados a diez años de prisión, lejos de sus amigos y familiares, pero eso si teniendo tiempo para pensar en lo que hicieron.
Una noche Jazmín se prestaba para dormir, de pronto escuchó un golpeteo en su ventana, asustada, se levantó de la cama y al acercarse al cristal, esta se abrió con fuerza, de pronto notó como alguien agarró su brazo, asustada no atinaba a gritar, pero el impacto fue mucho mayor cuando apreció entre la oscuridad el rostro del que la sujetaba, Tommy.
- Tu también te burlaste de mi, lo pagarás, te maldigo, verás a tu primer hijo sufrir igual que sufrí yo, sentirá un rencor tan grande que llegará a perder su alma como yo lo hice. Pero tu honda pena será mucho mayor cuando él tenga 17 años y pase por lo que ustedes me hicieron pasar y al final cuando quede vacío de alma se unirá a mi para siempre en el otro lado.
Terminadas sus palabras, soltó a Jazmín y se fue desapareciendo entre la oscuridad de la noche.
El tiempo ha ido pasando, Jazmín espera a su primogénito con mucha ilusión, por fin el 15 de febrero, notó que había llegado la hora, estaba rompiendo aguas, pero Jazmín ya no estaba feliz, no quería tenerlo ahora, ella sabía que ese día era maldito, el 15 de febrero era el día en que nació Tommy, la venganza había comenzado.
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on lunes, 17 de octubre de 2011
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La fiesta
No es fácil empezar, después de leer mi historia lo entenderán. Vivía en una pequeña casa, aislada de la ciudad, ya que por la enfermedad de mi madre nos tuvimos que mudar aquí, mi mamá tenía pánico a la gente y se alteraba demasiado.
En mi casa somos tres, mi madre, mi medio hermano y yo, mi papá murió cuando yo tenía sólo siete años.
Como decía, la casa es pequeña, pero tenebrosa, y mis compañeros de curso lo sabían, por eso insistieron celebrar aquí la fiesta de halloween, a lo cual accedí.
Llegó el día, todos mis amigos y yo estábamos en mi casa, pero en mitad de la fiesta a alguien se le ocurrió proponer:
- Juguemos a la ouija. Todos aceptaron.
Lo preparamos todo minuciosamente, hasta el último de los detalles, ocupamos nuestros puestos y comenzamos la invocación. Increíblemente el testigo respondió inmediatamente a nuestra llamada, se habían cumplido nuestras expectativas. Pero de repente una extraña sensación llegó a mi ser, se escuchaban gritos en la segunda planta, un frío penetró de golpe las almas de todos los presentes y una ráfaga de viento abrió bruscamente las ventanas, todos quedamos impasibles. ¿Qué estaba pasando?, al fin reaccionamos y algunos empezaron a gritar, otros reaccionaron riéndose, como si quisieran creer que todo era una broma. Pero no, en mi casa nunca habían pasado cosas así.
Pasados unos segundos, el silencio volvió y los ánimos se iban calmando, pero de pronto uno de nuestros compañeros rompió el silencio, estaba pronunciando palabras que ninguno de nosotros podía entender, parecía que hablaba en latín. Algunos empezaron a reír y otros no lo soportaban más, querían que se callase, pero el no paraba, los ánimos se caldearon de nuevo y una amiga empezó a pelearse brutalmente con un compañero.
El panorama era dantesco, unos reían como endemoniados otros gritaban, se peleaban y varios cayeron desmallados, era horroroso e insoportable.
Por fin llegó un momento de calma, pero no duro mucho, una nueva oleada de cólera descontrolada invadió a los allí presentes, los gritos aumentaron, ya no se podía más, era horrible, la sangre salpicaba las paredes, el testigo de la ouija se movía solo, pero de forma controlada, pude leer:
- Fue un gran error…
A pesar de todo lo que estaba ocurriendo en aquella sala, yo intentaba mantenerme tranquila y razonable, pero no aguante mucho, el tablero empezó a temblar bruscamente y de el salió un resplandor, allí pude ver a mi padre, él estaba provocando todo esto, ahora sabía lo que estaba ocurriendo, habíamos abierto la puerta, y él no se iba a peder tan esperada cita por nada del mundo, buscaba venganza…Pero…¿Por qué?.
Reaccioné inmediatamente y subí las escaleras de tres en tres, tenía que encontrar a mi madre, pero al llegar al segundo piso la encontré muerta, y mi hermano yacía muerto a su lado. ¿Por qué los mató?...
Poco después encontré el diario de mi madre, allí encontré todas las respuestas. Mi madre lo había asesinado, junto con el papá de mi medio hermano, mi padre había cumplido su amenaza…
Ahora entiendo los gritos, eran ellos, de un día a otro mi familia y mis amigos habían desparecido para siempre. Nunca olvidaré aquel halloween.
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on sábado, 15 de octubre de 2011
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LA MUJER DEL PASILLO
Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo, Elena y sus amigos decidieron jugar a la Ouija, cosa de la que siempre se arrepentirían. La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, el grupo buscó una vieja Ouija que la familia de Elena siempre había tenido guardada... Era de su bisabuela, la cual había muerto cuando ellao aún no había nacido, y a la que siempre había querido conocer. Sus amigos hacían eso por diversión, ella con un fin, puesto que quería hablar con su bisabuela.
La sesión comenzó, entre risas sus amigos bromeaban, ella estaba muy seria, concentrada, pero los demás no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de los participantes. Asustados por el rayo, sus amigos, se quedaron en silencio, al igual que Elena, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse. Preguntaron al unísono, quién era, pero no respondió.
El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo a por vosotros".
Era una mujer, que estaba en el pasillo y gritaba, quería entrar en la habitación. El cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puberta abajo.
La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujaron la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba el nombre de Elena. Ella tuvo el impulso de abrir la puerta, pero se contuvo, esos gritos eran desesperados.
Entonces se dió cuenta: Era su bisabuela; algo se lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía.
Elena se lanzó a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero sus amigos la agarraron. Los gritos cesaron, una de sus amigas, tuvo un ataque de nervios. Cuando se acercaron a consolarla, una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no se acercaran, los chicos se quedaron helados.
La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Os lo advertí, y no me hicistéis caso, ahora moriréis!". Una amiga de Elena comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que los mataría. Intentaron abrir la puerta pero no pudieron. Los gritos volvieron a cesar, conseguieron abrir la puerta, Elena salió primero, de repente la puerta se cerró tras ella.
Elena podía oir los gritos aterrorizados de sus amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.
Escribió sui historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, al salir de la cárcel, culpada por el asesinato de sus amigos, a los cuales encontró muertos cuando conseguió abrir la puerta de la habitación.
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on jueves, 13 de octubre de 2011
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