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El caserón


           caserón

La extraña historia que relato a continuación, sucedió en un pequeño pueblo de Guadalajara, España.
Estaba con mi compañero y mejor amigo patrullando los alrededores de un caserón, éramos Guardias civiles.
Nos encontrábamos en esa zona porque recibimos un aviso por radio desde la central, nos alertaba de unos bándalos que estaban provocando destrozos.
Mientras patrullábamos, observando atentamente y sin casi darnos cuenta nos oscureció. Todo estaba muy tranquilo, no parecía que nadie estuviese en los alrededores, cuando creía que nos iríamos a seguir nuestra rutina, mi compañero me sorprendió cuando bajó del coche y se fue solo hacia el interior del caserón abandonado.
Estuve esperándolo un buen rato y sin comunicación alguna, cuando la recuperé pude escuchar claramente, “Si entras morirás”.
Lo primero que pensé, es que era una broma de las de mi compañero, aún así me dirigí hacia la casa y justo antes de entrar por la puerta principal escuché los gritos de mi compañero por radio:
- ¡Son demasiados!, ¡Las balas no les afectan!
- ¡Pero, que ocurre!, ¿Quiénes son?, contesté.
De pronto se cortó la comunicación, corrí hacia el coche patrulla para pedir refuerzos, pero me dijeron que tardarían como mínimo unos quince minutos en llegar, las órdenes que recibí fueron precisas, que me esperase fuera, pero…¿Cómo que esperase fuera?, mi compañero estaba en peligro. Ni me lo pensé, cuando estaba cruzando la puerta, le comuniqué que iba dentro para buscarle, el me dijo que no entrase, que podían matarme. Pero…¿Matarme el que?¿Quién?.
Evidentemente no hice caso y entré sin pensarlo dos veces, pero ya dentro me quedé sorprendido, la casa estaba totalmente en ruinas y la puerta que dejé atrás se cerró de golpe, seguidamente escuché una voz que dijo:
- Has elegido el camino de la muerte, no saldrás de aquí, vivo.
A pesar del terrible miedo que sentí, seguí adelante en busca de mi compañero y amigo. Después de buscar por toda la casa, por fin pude verlo, me acerqué, se encontraba de cuclillas apoyado en un rincón, estaba malherido:
- Déjame aquí, hay más seres rondando la casa. Dijo mi compañero entre lamentos de dolor.
- ¿Otros seres, pero que?, no pude terminar la frase cuando algo con una fuerza descomunal me tiró al suelo. Saqué mi arma y vi unas extrañas sombras corriendo a mi alrededor, sin dudarlo ni un instante empecé a disparar, pero no les afectaba ninguno de mis disparos, les había dado, estoy seguro, pero las balas no parecían provocarles daños.
Empecé a sentir un escalofrío y antes de que el miedo no me dejara reaccionar, salí corriendo con mi compañero a hombros, cruzamos seis salas y llegamos a un gran comedor, encendimos las linternas y al ver una estatua de Cristo colgada del revés, nos dimos cuenta de todo lo que estaba ocurriendo, a su lado había una nota:
- Habéis entrado en territorio satánico, prepararos para sufrir, vais a morir.
No acabamos ni de leer la nota y empezamos a notar esas extrañas presencias alrededor nuestro, no sabría cuantas podían ser, pero se estaban acercando cada vez más. El miedo se nos apoderó, nos quedamos quietos apuntando con el foco de nuestra linterna cada vez que notábamos algo extraño. Cuando todo parecía perdido escuchamos las sirenas de los compañeros, reaccionamos corriendo con todas nuestras fuerzas y conseguimos salir, pero ahí fuera no había nadie, estábamos solos, de pronto una especie de figura fantasmal vino derecha hacia nosotros cogiendo a mi amigo y llevándoselo hacia el interior del caserón.
Todo parecía una locura, no podía creer lo que estaba sucediendo, colapsado por todo lo ocurrido me dirigí al coche para coger un arma mejor. Más seguro entré de nuevo al caserón y vi a mi compañero acercarse a mi, estaba un tanto cambiado y con una extraña expresión en la cara me dijo:
- En el nombre de Satán yo te tomaré.
Al acercarse vi que tenía los ojos rojos, parecía poseído, no supe como reaccionar y mientras tanto él sacó su pistola y me apuntó a la cara, no tuve otra opción, apreté el gatillo de mi escopeta y cayó fulminado, fue entonces cuando llegaron los refuerzos.
Cuando llegaron traían consigo a un cura, estaban al corriente de todo, ya que no era la primera vez que habían ocurrido cosas extrañas por estos alrededores, me ayudaron y hablé con el cura, me dijo que todo lo ocurrido había que llevarlo en el más riguroso secreto, lo que allí había pasado no tenía que saberlo nadie. Luego me consoló, me dijo que había actuado bien, que mi compañero había sido víctima de una posesión, en el caso de que no le hubiese disparado él lo habría hecho sin dudarlo y sería yo el que ahora estaría muerto.

Vanessa


niña tetr.

Vanessa, era una joven de Gijón que estudia Terapia ocupacional en la
Universidad de Talavera. Junto con otras dos chicas alquiló un piso en la calle de los Templarios para que los gastos fueran menores.
Durante el segundo curso, Vanessa suspendió dos asignaturas y sus padres le enviaron el mes de agosto para estudiar. Una noche de verano en la que estaba sola, cuatro golpes secos sonaron a su puerta. Vanessa creyó que se trataba de algún amigo con el que salir a tomarse una copa, pero se trataba de una niña de alrededor de siete años.
La niña, de hermosos tirabuzones rubios y grandes ojos castaños miró a Vanessa y le dijo que se había perdido. Vanessa le dejó entrar, le preparó un vaso de leche y le dijo que iban a ir a la policía. Verónica le rogó que no lo hiciera esa noche pues tenía mucho sueño y quería dormir. Vanessa accedió y le preparó la cama. Por la mañana temprano cuando Vanessa iba a llevarla a la policía, entró en el cuarto y vio que la niña, llamada Verónica, no estaba.
Un año después en idéntica situación, la niña volvió a aparecer. Parecía que no había crecido nada. De nuevo Vanessa le preparó la cena y le dejó dormir pero al día siguiente Verónica volvió a desaparecer sin dejar rastro. Vanessa fue a la policía y dio todos los datos de la chiquilla pero no se habían producido denuncias ni nadie había reclamado una desaparición. Tras dar muchas vueltas, Vanessa llegó al Hospital de San Prudencio. Un hospicio para niños y niñas huérfanos. Allí la madre Sonsoles, le explicó que no tenían ninguna niña de esas características. Justo cuando se disponía a salir Vanessa del lugar, otra monja llegó con un calendario de dos cursos atrás. Allí estaba la foto de Verónica, tal y como Vanessa le había visto. - Sí ¡es ella! - gritó. Las dos monjas se miraron extrañadas - Verónica murió hace dos años.
Aquella noche, cuatro golpes secos sonaron en la puerta de Vanessa. La muchacha observó por la mirilla de la puerta. Allí estaba de nuevo Verónica, con los brazos cruzados y cara de enfadada. - Has tardado mucho en abrirme, tengo hambre y sueño - dijo la niña.
Vanessa aterrada preparó todo como lo había hecho habitualmente.
Cuando acostó a Verónica no pudo soportar el terror y entró despacio a su habitación. La niña estaba totalmente arropada. Vanessa retiró la sábana y bajo ella, como un suspiró pareció desvanecerse un cuerpecito en una nube. Sobre la almohada, con letra infantil y varias faltas había una nota "Gracias por la leche y los dulces, ahora tengo que irme a llevar al infierno a las otras tres chicas que no me dejaron entrar a sus casas."

EL COLEGIO MALDITO


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Quiero contaros una cosa que sucedió en mi pueblo, esta historia es verdad, al menos eso dicen, pero a mi me puso los pelos de punta al escucharla.....
todo empezó hace muchos años, en mi pueblo, que por aquel entonces solo era un pueblito mas de los muchos perdidos entre las montañas de asturias. mi pueblo como ya he dicho era pequeñito, apenas tenía una pequeña plaza con iglesia, un parque, una pequeña cárcel y una escuela, con todas las casa apiñadas alrededor. pero aún así estaba muy orgulloso de su escuela: era una de las mejores de toda la cuenca, pues era bastante grande y estaba al alcance de todas las familias, aunque los profesores escaseaban. pero un buen día, un día de clase, un grupo de alumnos estaban haciendo manualidades con su profesora. tendrían apenas 8 ó 9 años, y se lo pasaban en grande con el barro y las pinturas. la profesora, una joven muy guapa y que había empezado hacía apenas un mes, puso la radio para oír el parte del tiempo, pues la clase se iba el día siguiente al monte de excursión. pero a la mitad del parte, un hombre con voz muy grave cortó la comunicación y dio una noticia de última hora: "les comunicamos que se ha escapado un peligroso asesino de la cárcel del pueblo... por favor, les rogamos que cierren herméticamente puertas y ventanas hasta que sea detenido. “gracias" los niños se asustaron mucho y con razón; la cárcel quedaba muy cerca de la escuela. la profesora los tranquilizó y se puso a contarles historias para que se calmaran y se olvidaran un poco de aquello, pero a una niña le entraron muchas ganas de ir al servicio... la "profe", con la poca experiencia que tenía y después de lo que habían dicho en la radio, no sabía si dejar a la niña ir, pero ésta insistía tanto que al final la dejó; antes de marchar, acordaron una contraseña para saber que era la niña y no el temido preso:
cuando llegara, tenía que dar tres golpes en la puerta y arañarla dos veces. la niña se fue al baño, pero nunca volvió.
el preso, que estaba escondido en un lavabo, la obligó a que le dijera la contraseña y luego le cortó la cabeza. la profesora estaba ya preocupada, habían pasado veinte minutos y la niña aún no había vuelto. pero de pronto, en la puerta se escucharon tres golpes y dos arañazos: es ella, pensó la joven. pero al abrir la puerta, se encontró con el cuerpo sin cabeza de la pobre niña....de un salto, el preso entró en la clase, y entre gritos de terror y dolor, acabó con todos los niños..... sólo la profesora quedó con vida, pues logró saltar por una ventana.....hoy en día está en un psiquiátrico, no puede parar de repetir una y otra vez: tres golpes y dos arañazos, tres golpes y dos arañazos.... la escuela estuvo a punto de ser derrumbada , pues solo traía malos recuerdos, pero al final la dejaron. dicen que si entras, en el baño podrás ver la cabeza de la niña, que te mira fijamente con ojos llenos de terror, y que en la clase, chorrean sin parar regueros de sangre por las paredes...

Amigas para siempre




AMIGAS PARA SIEMPRE
Año 1982. Alicia y Sara eran dos chicas, ambas de 15 años, e íntimas amigas
desde la más tierna infancia. Vivían en el mismo barrio, estudiaban en el mismo
instituto, iban a la misma clase... en fin, eran inseparables. Sin embargo, tenían
caracteres muy diferentes. Alicia era alegre y extrovertida, mientras que Sara era
muy tímida y callada.
Cierto día, Sara le propuso a Alicia:
- ¿Por qué no hacemos un juramento de sangre?
- ¿Qué?
- Mira, por si algún día perdemos el contacto, juramos que la que muera antes de
nosotras dos, irá a avisar a la otra.
- Qué tontería, Sara, nosotras siempre estaremos juntas.
Ante la insistencia de Sara, y entre asombrada y divertida, Alicia al final aceptó
la propuesta. Ambas se practicaron un corte con una navaja en el dedo índice de la
mano derecha, y sellaron el pacto a la luz de unas velas.
Pasaron los años. Alicia había terminado sus estudios de derecho, tenía un buen
trabajo, una casa preciosa y un marido y un hijo maravillosos. Hacía mucho que no
veía a Sara, la amiga de su juventud, aunque a veces se acordaba de ella cuando se
veía la cicatriz de su dedo índice. Al final, la vida les había llevado por caminos
distintos y no habían vuelto a verse desde que acabaron el instituto.
Una noche, Alicia tuvo una horrible pesadilla: iba conduciendo, cuando de repente un
camión invadía su carril y chocaba con su coche.
Se despertó empapada en sudor, y justo en ese momento, oyó llamar al timbre de la
casa. Eran las 3 de la madrugada. Miró a su marido, que dormía profundamente a su
lado, en ese momento, el timbre volvió a sonar con insistencia. Maldiciendo por lo
bajo y preguntándose quién podría ser a esas horas, Alicia se levantó y fue a abrir
la puerta.
Cuando abrió la puerta y vio a la mujer que estaba en el porche, abrió la boca,
totalmente anonadada. Aunque había cambiado bastante, la reconoció enseguida.
Allí, terriblemente pálida, ojerosa y con una enorme herida sangrante en la cabeza,
estaba su antigua amiga Sara.
- ¡Por Dios, Sara! ¿Qué ta ha ocurrido? Entra, te curaré esa herida.
- ¡Cuánto tiempo
sin vernos!
Sara no se movió de donde estaba.
- He venido a cumplir mi promesa, Alicia. He muerto y vengo a decírtelo.
Alicia se quedó sin habla.
- Ya que la vida nos ha separado, estaremos juntas en la muerte. Te estaré
esperando...- dijo Sara levantando el dedo índice. Acto seguido, desapareció.
Alicia empezó a notar un dolor persistente en su propio dedo índice, al mirárselo
descubrió que lo tenía empapado en sangre, como si se le hubiera vuelto a abrir el
corte que se hiciera años atrás... Lanzó un alarido estremecedor y cayó desvanecida
al suelo.
Al día siguiente, despertó en su cama y pensó que todo había sido un mal sueño.
Encendió el televisor para desayunar, y lo que vio la dejó helada: la noche
anterior, a las 3 de la madrugada, había habido un accidente de tráfico: un camión
había chocado con un coche, y la conductora del mismo había fallecido en el acto.
A partir de aquél día, su vida se convirtió en un auténtico infierno. No comía, se
olvidaba de recoger a su hijo en el colegio, no rendía en el trabajo... Y todas las
noches tenía el mismo sueño, en el cual oía llamar a la puerta, y al abrir veía a
Sara levantando el dedo índice y diciendo "te estaré esperando", tras lo cual
siempre se despertaba con un dolor insoportable en su dedo lleno de sangre.
Su marido no entendía lo que le estaba pasando, los médicos no encontraban ninguna
explicación, y finalmente internaron a Alicia en un psiquiátrico.
Allí no hizo sino empeorar, ahora en sus pesadillas veía a Sara junto a su cama.
Una noche, un celador del psiquiátrico oyó un espantoso ruido de cristales rotos
que provenía de la habitación de Alicia.
Al entrar en la habitación vio que la ventana estaba rota, se asomó y vio a Alicia
tirada sobre la acera en medio de un charco de sangre. Tenía una gran herida en la
cabeza y a su lado, en el pavimento, alguien había escrito con su sangre: "AMIGAS
PARA SIEMPRE".