tag:blogger.com,1999:blog-81578025330725757232024-03-13T22:18:44.914+01:00Historias de medianocheEdreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.comBlogger54125tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-75211833642924364942012-07-04T20:32:00.000+02:002012-07-05T02:20:27.456+02:00<h2>
<span style="color: red;">.Esa extraña voz en la radio.</span></h2>
<br />
<br />
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-_2Hl059AI9I/T_Tdg6GU4NI/AAAAAAAAByM/e_Wb3qFFw7Y/s1600/radio-show-1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" src="http://3.bp.blogspot.com/-_2Hl059AI9I/T_Tdg6GU4NI/AAAAAAAAByM/e_Wb3qFFw7Y/s320/radio-show-1.jpg" style="cursor: move;" width="320" /></a>Esta historia que voy a contarles me sucedió a mí personalmente, hace ya unos años. Todo es real, todo lo que cuento pasó realmente… Ya es cosa de ustedes si me creen o no.
<br />
<br />
En aquella época, yo tenía algunos problemas de insomnio. Me costaba dormir por las noches, coger el sueño sobre todo. Me despertaba en mitad de la madrugada y ya no podía volver a dormirme. Si alguno de ustedes ha pasado por eso, me entenderá. Es una sensación de impotencia total, el querer dormirte para descansar y no poder, dar vueltas y vueltas en la cama…
<br />
<br />
Ante ese panorama, decidí que a lo mejor, escuchando algún aburrido programa de radio, podría conciliar el sueño de una vez por todas. Así que cada noche me acostaba con mi pequeño transistor, sin ni siquiera auriculares, colocando el aparato justo al lado de mi cabeza, en la almohada. Escuchaba programas diversos, de deportes, de humor, de debate… <br />
<br />
El caso es que al final, en vez de aburrirme, me divertía con aquellos programas, les fui cogiendo gusto.
Mi problema de sueño seguía, y aunque ahora estaba algo más entretenido por las noches, no podía seguir sin dormir, porque el cansancio acumulado ya empezaba a afectarme gravemente en mis estudios e incluso en las relaciones con mis amigos y familiares. Así que decidí pasar de esos entretenidos programas, y busqué algo más tranquilo, algo relajante, que de verdad me diera ganas de dormir. Y lo encontré…
<br />
<br />
En una emisora que no se cogía del todo bien, con algo de ruido, encontré un programa que empezaba a medianoche, un programa algo extraño… Se basaba en poner músicas relajantes, con sonidos de la naturaleza, acompañadas de cuando en cuando por una voz, una voz de mujer muy atrayente, que contaba historias como si fuese una madre que quiere dormir a su hijo. No sé cómo, pero al poco de escuchar ese programa, yo ya estaba dormido como un tronco. Al día siguiente igual, y al otro, y al otro. Por fin había encontrado mi terapia ideal para conciliar el sueño. Las tranquilas melodías que sonaban en aquel programa y aquella voz tan melosa y adormecedora me servía de arrullo para dormir cada noche a pierna suelta.
<br />
<br />
No recuerdo exactamente cuanto llevaba escuchando el programa. Lo que si recuerdo es que era una noche de Domingo. Al día siguiente tenía un examen a primera hora, e intenté acostarme temprano para estar lo más despierto posible. <br />
<br />
Sin embargo, llegó la medianoche, y seguía dando vueltas en la cama, así que decidí poner la radio y escuchar aquel programa, seguro de que con su ayuda conseguiría caer en los brazos de Morfeo.
Como tenía la emisora ya cogida de los días anteriores, solo tuve que encender la radio para escuchar aquella voz tan enigmática e intrigante. Seguía siendo la misma, pero hoy tenía un matiz diferente. Como más oscuro… La música, igualmente, parecía sacada de una película de terror. <br />
<br />
La historia que contaba aquella voz no era ni por asomo parecida a las otras. Era algo mucho más pesado, siniestro y desquiciante, la historia de una mujer que se volvía loca y comenzaba a matar a todos los que se lo ponían por delante.
La voz iba mimetizándose con la historia, hasta tomar un tono también de cierta locura, que me provocaba inquietud, y la música no ayudaba demasiado a que pudiese dormirme. Esta empezando a asustarme de verdad, por lo que decidí apagar la radio. Pero justo cuando iba a hacerlo, la voz gritó, de forma escalofriante.
<br />
<br />
- <i>¡¡NOO!! No lo hagas. No apagues la radio. Ahora no…</i>
<br />
<br />
Aquello me dejó helado. Era absurdo, pero parecía que aquella voz se refería a mí… que me estaba hablando directamente a mí. Y me pedía que no apagase la radio…
<br />
<br />
- <i>Te he acompañado muchas noches. He sido como una madre para ti. Te he arropado, te he cantado y contado cuentos para que te durmieras feliz. Ahora no puedes terminar con esto así… Debes acabar de escuchar la historia.</i>
<br />
<br />
Estaba paralizado por el terror. Ahora ya no había dudas, aquella voz me estaba hablando a mí. No sabía que hacer, y aunque lo hubiese sabido, seguramente no habría podido hacer nada. Estaba totalmente congelado de puro miedo.
<br />
<br />
- <i>¿Acaso no te gusta la historia de hoy? Es una historia diferente, sí, algo más… oscura. Pero es muy bonita, en el fondo. Y tiene un final feliz. Al final, la mujer se queda libre y tranquila, después de haber acabado con todos los que le hicieron daño alguna vez… Fue juzgada y murió después de una larga condena en la cárcel. Pero murió tranquila y satisfecha. Y lo sé porque aquella mujer soy yo.</i>
<br />
<br />
No lo podía creer. Si aquello era cierto, ¿había estado escuchando la voz de una asesina durante todo ese tiempo? ¿La voz de una muerta? ¿Qué quería ahora de mí?
<br />
<br />
- <i>Eres el único que nos escucha todos los días. Siempre estás ahí. Y te lo queremos agradecer… Queremos hacerte una visita, una visita amistosa… Y proponerte que tú también te unas a este programa… que te vengas aquí a hablar conmigo, para que podamos conocernos, y tu puedas ser el nuevo locutor del programa…</i>
<br />
<br />
Aquello me sobrepasaba. Estaba sudando y casi no podía ni respirar. ¿Aquella supuesta voz era la de una asesina que había muerto, y ahora quería llevarme a mí con ella? No sé cómo encontré el valor suficiente para agarrar el pequeño transistor y lanzarlo contra la pared, donde se estrelló y se hizo añicos. En ese momento todo cesó. La voz, la música… Todo estaba en calma. <br />
<br />
Pero aquella noche no pude dormir, ni a la siguiente, ni a la otra.
Solo con el tiempo he conseguido volver a conciliar el sueño de una manera más o menos normal. Pero desde entonces no he podido volver a escuchar la radio. Le tengo auténtico pánico. <br />
<br />
Y aún hoy, años después de aquello, todavía me parece escuchar esa misteriosa voz, como de lejos, mientras doy vueltas en la cama intentando dormir…Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-3144185038470090782012-06-23T02:05:00.000+02:002012-07-05T02:07:33.957+02:00<h2>
<span style="color: red;">.La novia .</span></h2>
<div>
<span style="color: red;"><br /></span></div>
<div>
<span style="color: red;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-qETByS1hcus/T_TZVRQG_RI/AAAAAAAAByA/Heu-Xz4FyCM/s1600/ghost67.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-qETByS1hcus/T_TZVRQG_RI/AAAAAAAAByA/Heu-Xz4FyCM/s320/ghost67.jpg" width="320" /></a></div>
Han pasado varios años y al parecer todos han olvidado aquel
suceso que les narraré, pero yo jamás jugaría con una mujer.<br />
<br />
Se dice que en la ciudad de México, hubo una mujer de increíble belleza y
dotada de un alma tan pura que todos los hombres querían cortejarla. A ella no
parecía interesarle nadie de la ciudad pero se dice que cierto día, caminando
por la calle conoció a un joven totalmente desconocido, un joven apuesto y de
provincia que venia a trabajar a la ciudad.<br />
<br />
Ella no tardó en enamorarse de aquel hombre pues siempre la procuraba y era
sumamente caballeroso con ella. Pasó un tiempo y decidieron casarse, ella
estaba feliz, sentía que era la joven mas afortunada del mundo, pero el no
parecía creer lo mismo.<br />
<br />
Cuentan que el día de la boda llegó, ella lucia espectacularmente hermosa con
su vestido y aquella felicidad que le iluminaba la cara. Ansiosa llegó a la
iglesia, toda la gente importante se encontraba en la ceremonia excepto el
novio.<br />
<br />
Todos creían que tal vez un contratiempo de 10 tal vez 15 minutos lo demoró
pero pasaron varias horas y él nunca se presentó.<br />
<br />
Todos trataron de consolar a la joven que sumergida en su dolor no dejaba de
llorar preguntándose por que no había llegado el a la boda.<br />
<br />
La llevaron a su casa después de calmarla y la recostaron en su cuarto pero
ella seguía deshecha, no aceptaba haber perdido al amor de su vida, se levantó
frente a un espejo y al verse con aquel hermoso vestido pero con el alma
destrozada tomó un cuchillo y comenzó a herirse en el vientre y en el pecho
jurando ante un crucifijo que regresaría de la muerte para vengarse de aquel
hombre y de todo aquel que hiciera el mismo daño.<br />
<br />
La noticia de su muerte se hizo saber por toda la comunidad y según se cuenta,
el joven fue visto días después de la boda con otra joven y relatando en las
cantinas que el había obtenido lo que cualquier hombre del lugar hubiera
querido y que tuvo el lujo de despreciarlo.<br />
<br />
Noches después fue encontrado en la puerta de la iglesia muerto a cuchilladas
pero se dice que el espíritu de la joven cumplió su juramento ya que el difunto
tenía un anillo en el dedo, el mismo anillo con el cual ella había sido enterrada.<br />
<br />
Según la leyenda, cada vez que un hombre deja plantada a una mujer frente al
altar, ella vuelve a cobrar su venganza haciendo pagar el dolor que les causan
a las mujeres.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-24172270278027012762012-06-02T22:23:00.000+02:002012-07-05T01:54:42.777+02:00<h2>
<span style="color: red;">.Tres hermanos.</span></h2>
<br />
Estos hechos acontecieron hace algunos años en las cercanías de Bétera, un pueblo valenciano en el que antiguamente había un manicomio. En él se encontraban personas enfermas de distintos males psíquicos (trastornos en la personalidad, psicosis, paranoias,...) pero uno de sus pabellones estaba destinado en exclusiva a criminales ya que los jueces en alguno casos habían decidido que era mejor que dichos criminales entrasen en una institución donde podían tratar sus problemas mentales antes que en la cárcel donde seguramente lo único que se conseguiría es agravarlos. <br />
<br />
A unos quince kilómetros del psiquiátrico vivían los hermanos García. Eran tres hermanos que se dedicaban al cuidado de unas pequeñas tierras que habían heredado de sus antepasados, los cuales siempre habían vivido por la zona.
Juan, que así se llamaba el menor de los hermanos siempre iba acompañado de su fiel perra Laika, que era un pastor alemán precioso que se habían encontrado perdida por una carretera cercana. <br />
<br />
Los tres hermanos compartían una humilde casa de labradores con una sola habitación en la que habían colocado tres literas, un minúsculo aseo y una cocina de leña, típica de las zonas rurales. El poco tiempo libre del que disponían, pues como de todos es sabido a las labores del campo hay que dedicarles muchas horas, lo pasaban en un pequeño comedor en el centro de la vivienda jugando a las cartas o escuchando un viejo transistor que tenían sobre la repisa de la chimenea. <br />
<br />
Una tarde de otoño después de haber pasado todo el día en el campo se dispusieron a volver a casa y cocinar unas patatas con un poco de carne que habían comprado hace unos días en el pueblo. Una vez en casa mientras pedro preparaba la cena para Juan y para Román que era el mayor de los hermanos, escucharon por la radio que Ricardo Ruiz Pérez se había fugado del psiquiátrico de bétera y que podía andar por los alrededores. <br />
<br />
Ricardo Ruiz era un peligroso psicópata, al cual encerraron por el asesinato y violación de cinco menores. Tardaron varios meses en descubrir los hechos pues él solía descuartizar a sus víctimas y echárselas de comer a una jauría de perros que tenía en una finca de Murcia. Los asesinatos de Ricardo fueron muy seguidos por el pueblo español ya que entre sus víctimas se encontraban tres hermanas de una misma familia y esto conmocionó a la opinión publica. <br />
<br />
Los tres hermanos se sintieron angustiados por la noticia ya que ellos como el resto de españoles habían seguido las fechorías de Ricardo. Durante la cena el tema de tertulia fue el recuerdo de los asesinatos y la poca seguridad que había en el psiquiátrico, ya que era incomprensible que se hubiese podido escapar un asesino como éste.
Sobre las diez de la noche se prepararon todos para ir a dormir. <br />
<br />
En la habitación Pedro dormía en la litera superior, Román en la del centro y Juan en la de abajo. Debajo de la litera de Juan dormía Laika, a la que le encantaba que Juan por las noches antes de dormir le rascase el lomo y ella como muestra de cariño le lamía siempre la mano. <br />
<br />
Media hora más tarde estaban ya todos acostados y prácticamente dormidos por el cansancio acumulado del día anterior. Pasaron las horas y de repente algo sobresaltó a Juan, había escuchado como el chirriar de la puerta, se mantuvo expectante durante unos segundos y luego introdujo su mano debajo de la cama para acariciar a su fiel amiga, ésta se lo agradeció como de costumbre, con unos lametones en la mano, esto tranquilizó a Juan ya que si alguien intentase entrar en la casa ella sería la primera en darse cuenta y se volvió a dormir profundamente. <br />
<br />
Pasaron las horas y por la ventana del cuarto comenzaban a entrar los primeros rayos de luz a la diminuta estancia. Pero más que la luz del sol lo que despertó a Juan fueron unas pequeñas gotas que caían sobre su rostro. Abrió poco a poco los ojos mientras se llevaba las manos al rostro donde notaba que caían las gotas y noto que tenían un tacto espeso, cuando finalmente abrió los ojos vio que esas gotas procedían del colchón de Román y que ese color rojizo que desprendían sólo podía ser sangre. <br />
<br />
Se levantó de un salto de la cama y miró a su hermano Román, se quedó paralizado de terror, estaba amordazado y con una infinidad de cuchilladas en su cuerpo y sobre él también caían gotas de sangre provenientes del colchón superior donde un cuchillo atravesaba el cuello de su hermano pedro.
Juan, incrédulo ante la barbarie que estaba presenciando, se arrodilló en el suelo llorando y allí pudo encontrar a su querida perra Laika con el morro atado y abierta en canal y entre las patas de esta una nota ensangrentada donde se podía leer "<i>los locos también sabemos lamer</i>". <br />
<br />
Juan, aterrado, notificó los hechos a la policía diciendo que Ricardo Ruiz había asesinado a sus hermanos y a su perra, pero la policía no le creyó. <br />
<br />
Juan fue acusado del asesinato de sus hermanos en un desdoblamiento de personalidad y encerrado durante veinte años en el psiquiátrico de Bétera, donde pudo averiguar que Ricardo había sido detenido dos horas después de su fuga en una carretera con dirección a Barcelona.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-42511597871781892662012-05-16T01:42:00.000+02:002012-07-05T01:43:44.769+02:00<h2>
<span style="color: red;">.Mañana traeré más. </span></h2>
<br />
En 1947, en una Berlín en ruinas, una joven se encuentra con un ciego errante en la calle que le pide llevar una carta a una dirección. Caritativamente, ella acepta y toma el camino de la dirección indicada. Pero al hacerlo ve como el ciego huye corriendo, sin vacilación alguna, y que desaparece girando rápidamente por la primera esquina. <br /><br />La chica no entiende nada... Encontrando este comportamiento sospechoso, la joven va a contar lo sucedido a la policía.
La policía escucha lo sucedido y decide ir a la dirección a la que supuestamente debía entregar la carta, acompañados de la chica. <br /><br />Una vez allí, descubren con horror que en esa vivienda se encuentran dos hombres y a una mujer muertos, además de una gran cantidad de carne (la carne en aquella época era muy valiosa, ya que estaban arruinados). Pero para sorpresa de la policía la carne no era de animal, sino que era... carne humana. <br /><br />Y el texto de la carta que la joven debía entregar decía lo siguiente: "<i>Carne de la mejor calidad para la población. Mañana les traeré más.</i>"<br />
<br />
<br />
<h2>
<span style="color: red;"> .Leyenda urbana: La canción maldita.
</span></h2>
<br />Seguramente hayas oído la leyenda de la canción "Gloomy Sunday". Según cuentan las ondas radiofónicas de esta canción tenían el poder de quitar la vida del oyente.
Reszo Seress compuso en 1933 la melodía de "Glommy Sunday". <br /><br />La compuso un domingo sombrío, después de romperse la relación que mantenía con su novia de toda la vida. Su amigo y compatriota húngaro, Laszlo Javor, añadirá la letra a la canción.
La difusión radiofónica comenzó a mitad de los años 30, con un efecto del más funesto. <br /><br />La canción estaba en el centro de una ola devastadora de suicidios: Se encontraron pianistas con la partitura en la mano, anónimos con el disco sonando en su tocadiscos en el momento de quitarse la vida, otros citando alguna parte del texto de la canción en su última carta... Incluso la joven con la que rompió el compositor, la que inspiró la canción, corrió la misma suerte: El texto fue traducido al inglés con las mismas fatales consecuencias. La canción fue retirada de las ondas.
<br /><br />Difícil distinguir la verdad de la leyenda en esta historia, lo que sí nos queda es una melodía intensa con interpretaciones tan diversas como inspiradas.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-35668860366939465442012-05-03T23:38:00.000+02:002012-07-05T01:27:50.662+02:00<h2>
<span style="color: red;">.Leyenda Urbana: Noche estrellada. </span></h2>
<br />
Una joven pareja decide dar un paseo nocturno or el bosque cercano a su ciudad para ver las estrellas y el firmamento sin la polución de la urbe. En el momento de regresar a casa, el muchacho se da cuenta que el coche no arranca.
Tras un rato intentándolo, él le propone a ella esperarle en el coche mientras va a pedir ayuda. Ella, aunque algo asustada, acepta. <br /><br />Nada más partir él, cierra bien todos los seguros.
El tiempo pasa y su novio aún no ha regresado...Siguen pasando los minutos y el miedo en ella cada vez es mayor. De repente, ella empieza a escuchar un ruido en el exterior, más concretamente en el techo del coche. Parecía como si una rama de árbol rozará con el coche por el aire que soplaba fuera. Aunque era extraño, porque no estaban próximos a ningún árbol. Aunque asustada, al final termina durmiéndose.
<br /><br />Al amanecer, la muchacha es despertada por la policía. Extrañada, ella abre la ventanilla y le piden que salga del coche, pero que no mira detrás de ella. Evidentemente, se volvió y vio a su novio muerto, colgando de la rama de un árbol mientras sus pies rozaban el techo del coche. <br />
<br />
<br />
<h2>
<span style="color: red;">.Leyenda urbana: El agua de la vida.</span>
</h2>
<br />Una pareja acaba de mudarse a un pequeño y bonito castillo que habían comprado recientemente. Curiosos, decidieron dar una vuelta e investigar todos los recovecos y escondrijos de su nueva morada. <br /><br />En una bodega, descubrieron varios barriles de vino y otros licores. Probaron varios de ellos. Muchos estaban deliciosos. Se notaba que debían llevar allí muchos años, lo que había hecho de ellos licores aún mejores. Siempre servían alguno de estos licores a sus amigos, cuando venían a visitarles.
<br /><br /> Llegó el día en que un barril estuvo vacío. Pero curiosamente seguía siendo muy pesado. Decidieron abrirlo con el fin de ver lo que quedaba en el interior. Aterrorizados Ellos descubrieron que en el interior del barril había el cadáver de un hombre acurrucado.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-52207326347405285902012-04-16T01:12:00.000+02:002012-07-05T01:13:56.477+02:00<h2>
<span style="color: red;">.El color rojo. </span></h2>
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-x59LXGcAd5Q/T_TNKcVqCXI/AAAAAAAABx0/P0E-Vq0DVXY/s1600/school_hall_ghost.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://1.bp.blogspot.com/-x59LXGcAd5Q/T_TNKcVqCXI/AAAAAAAABx0/P0E-Vq0DVXY/s200/school_hall_ghost.jpg" width="133" /></a>Érase una vez una maestra que era muy bonita. Pero por mas bonita que fuera, tenía un corazón podrido. Inmersa en sus propios objetivos y amargura, descargaba con sus estudiantes la frustración de llevar una vida que no le gustaba y le ensombrecía el ánimo con cada día que pasaba. <br /><br />En su clase, había un chico que se enamoró perdidamente de ella. La maestra sabía de esto y rompió su corazón, decidiendo no terminar con eso también pensó que sería buena idea humillarlo para su propia diversión. El pobre muchacho no aguanto más y se suicidó.
A la maestra no le importo lo que sucedió y con una pluma roja tachó el nombre del estudiante. <br /><br />Un día que la maestra se tuvo que quedar trabajando hasta tarde. Al salir de la pequeña habitación que constituía la sala de profesores, se encontró con que había un estudiante en el pasillo que le daba la espalda. Le pareció extraño que un estudiante estuviera allí a esa hora, así que lo llamó. <br /><br />Cuando la maestra lo vio, sufrió se desmayó del horror al comprobar que una equis roja cruzaba el rostro pálido y demacrado del niños, era un tachón similar al que ella misma había hecho sobre el nombre del pequeño estudiante.<br />
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-neccVeYM1WQ/T_TNJX1LGpI/AAAAAAAABxs/W1dqSQ6fIB0/s1600/Members-Area-Tutorial-Create-a-Sinister-Little-Red-Riding-Hood-Photo-Manipulation.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="130" src="http://1.bp.blogspot.com/-neccVeYM1WQ/T_TNJX1LGpI/AAAAAAAABxs/W1dqSQ6fIB0/s200/Members-Area-Tutorial-Create-a-Sinister-Little-Red-Riding-Hood-Photo-Manipulation.jpg" width="200" /></a></div>
<h2>
<span style="color: red;">.Las fotografías.</span></h2>
<div>
<span style="color: red;"><br /></span></div>
Hace unos meses una amiga mía, que es una fotógrafa por naturaleza y con mucho futuro, decidió pasar un día y la noche sola en los bosques fuera de nuestra ciudad. Ella quiso conseguir las fotos de los bosques y la fauna tan naturalmente como ella podría para su portfolio. <br /><br />No tuvo miedo de estar sola, porque ya había acampado por su cuenta muchas veces antes. Estableció una tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Se llenó cuatro rollos de la película por aquel viaje, pero algo era extraño sobre ellos. <br /><br />Lo que vio en aquellas fotografías se ha quedado con ella desde entonces, y todavía trata de reponerse del trauma le han causado.
Casi todas las imágenes fueron normales, salvo una imagen en cada rollo de la película. Estas fotos eran de ella, dormida en su tienda en medio de la noche.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-65887277223701609402012-04-04T21:35:00.000+02:002012-07-05T01:01:40.100+02:00<h2>
<span style="color: red;">.Pasos en el pasillo.
</span></h2>
<br />
Estaba durmiendo en la noche en una ruinosa pensión, era lo mas barato y no tenia tiempo para buscar otro lugar en donde cobijarme durante la noche. A medianoche sentí que algo no me dejaba dormir, abrí los ojos y vi que a mi lado había una anciana echada sobre la cama, mirándome fijamente. <br />
<br />
- <i>No te asustes</i> - susurró la anciana -. <i>Lo que anda en el pasillo sí te tendría que asustar.</i> <br />
<br />
Rodé en la cama y me puse de pie en el lado opuesto al que estaba la anciana. Encendí la luz, la anciana aun permanecía allí, mirándome fijamente a los ojos, y con la mano me señaló el pasillo. <br />
<br />
- <i>No hagas ruido, ahí viene por el pasillo </i>- susurró nuevamente. <br />
<br />
Presté atención y escuché unos pasos. Los pasos se detuvieron frente a la puerta de mi habitación. La anciana me indicó que guardara silencio con un gesto. Los pasos volvieron a sonar, está vez alejándose por el pasillo. Yo no entendía nada.<br />
<br />
<i>¿Qué estaba pasando?</i> <br />
<br />
Fui hacia la puerta, entonces ella intento detenerme, pero quería saber que ocurría. En el pasillo aún había algo, aun se escuchaban los pasos. Abrí la puerta y me asomé, para mi sorpresa no vi a nadie, aunque se seguían escuchando los pasos. Cerré la puerta y giré hacia la anciana, ésta sonreía. <br />
<br />
- <i>Yo soy la encargada de la limpieza, y sé que es un fantasma que ronda por la pensión. Lo desperté para avisarle, no es bueno que el fantasma lo encuentre dormido, podría darle un susto de muerte </i>- me dijo. <br />
<br />
- <i>El susto me lo dio usted. Pero está bien, gracias por avisar, nunca más vendré a este lugar.</i> <br />
<br />
Salió sin decir más y me quede solo. No volví a escuchar los pasos. En cuanto amaneció fui hasta la recepción, allí estaba el dueño. <br />
<br />
- <i>Bonito lugar tiene usted</i> - comencé a decirle con tono sarcástico -. <i>Claro, esta el pequeño detalle, casi insignificante, ¡de que aquí hay fantasmas!</i> - el dueño me miró algo perplejo, después se pasó la mano por la barbilla como pensando. <br />
<br />
- <i>Discúlpeme, tenía mis sospechas, pero como no duermo aquí, no estaba seguro. La limpiadora siempre me lo decía, decía que había fantasmas ¡Y yo no le creí! Ahora ya es tarde para disculparme con ella; murió hace tiempo.</i>Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-55743852924360393272012-03-21T00:47:00.000+01:002012-07-05T00:55:29.981+02:00<h2 style="text-align: center;">
<span style="color: red;">.El Alarido de los muertos.</span></h2>
<br />
Todo empezó aquella vez que de regreso a la zona rural donde nací, por motivo de ver un terreno que pertenece a mi familia y que desde que nos trasladamos a la ciudad lo hemos tenido prácticamente abandonado, en aquella ocasión mis padres no pudieron viajar y me tocó a mi esa responsabilidad. Emprendí el viaje después del trabajo, por lo que la noche me encuentro en la carretera. <br />
<br />
El viaje duraba un poco mas de cuatro horas, por lo que pase en una estación de gas, a comprar un poco de bebida y algo de comer. <br />
<br />
Durante el camino una de las llantas del auto se poncho por lo que me tuve que apearme a la orilla del camino, el cual ya fuera de la cabina del vehículo se veía verdaderamente solitario y lúgubre por la oscuridad de la zona, solo a lo lejos se veían las pequeñas luces de alguna que otra casa. <br />
<br />
En ningún momento pasó por mi mente la experiencia que a continuación describiré: me encontraba sacando las herramientas para ser el cambio de la llanta cuando por alguna razón la radio empezó a fallar, a entrecortarse la estación que en aquellos momentos oía, y pensé solo eso falta que la batería también falló... Sin prestarle mayor caso a ello proseguí con lo que hacia, cuando en medio de una de esas interrupciones se oyó algo diferente, como una especie de susurros, fue tan breve pero audible... aunque no le tome mucha importancia. Y se lo atribuí parte del cansancio y del nerviosismo por estar en medio de una carretera no muy transitada, proseguí colocando la llanta, cuando nuevamente se oyó ese susurro ahora un poco claro, y al mismo tiempo un viento helado paso por el lugar..<br />
<br />
Ya eso fue suficiente para ponerme mas nervioso y preocupado, pues por alguna razón aquella tarea que estaba acostumbrado a realizar en menos de 15 minutos, ya llevaba un poco mas de media hora, parecía como todo iba en cámara lenta.. <br />
<br />
Al fin logre colocar la llanta y caminé a aguardar las herramientas cuando las luces del auto se apagaron y solo el tablero del radio seguía prendido pero sin audio al acercarme a la puerta del conductor y apunto de subirme, a través del radio claramente escuche una mezcla de alaridos, se oía horripilante, lo que me erizo la piel y porque no decirlo me hizo doblar las rodilla, casi me congelo, a no ser porque las luces del auto empezaron a parpadear frenéticamente, lo que hizo que me echara a correr. <br />
<br />
Sin saber a donde dirigirme eche a correr como loco carretera abajo, en mis oídos no dejaba de rebotar ese espantoso alarido, cuando las piernas ya no me dieron me pare a descansar, sin percatarme casi había corrido como un kilómetro, logre divisar una pequeña vivienda al costado de la carretera y me dirigí hacia allí, toque la puerta y un señor de mediana edad abrió la puerta. Imagino la cara que me vio, muy pálido y sudoroso que me invitó ha sentarme en un viejo sillón y me ofreció un poco de agua, luego de ver que me calme un poco me pregunto que me pasaba, si me había querido asaltar o algo por el estilo. <br />
<br />
Yo no estaba seguro de decirle lo que me había sucedido, pues lo mas seguro es que pensara que esta loco, drogado o por lo menos ebrio, eso es lo que hubiera pensado yo si alguien me hubiera contado lo mismo. Sin embargo también sentía la necesidad de contarle lo sucedido, tomando un poco de aire, le narre lo que me había pasado, el me escucho atentamente sin pronunciar ni una sola palabra, cuando termine él se dirigió a una cómoda que tenia en la habitación y saco un periódico algo viejo y me lo alcanzó. <br />
<br />
Cuando lo tuve en mis manos leí el siguiente encabezado " <i>Victimas fatales en el choque de bus</i>", aun no comprendía lo que aquello significaba, hasta que el señor me dijo: "<i>Ahí donde usted se quedo con su auto, ahí mismito quedo el bus con la gente muerta, y agrego lo siguiente, usted no es el primero que lo asusta el grito de los muertos</i>".Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-84128183982430984372012-03-09T00:39:00.000+01:002012-07-05T00:41:12.940+02:00<h2 style="text-align: center;">
<span style="color: red;">.El juego y la consecuencia. </span></h2>
<br />
Hace ya muchos años cuando de adolecente, junto con otros amigos que nos gustaban ciertas cosas sobre ocultismos decidimos jugar a la ouija. Ya habíamos escuchado historias sobre como algunos que habían jugado con dicha tabla terminaban poseídos, o les ocurrían cosas extrañas.
Pero como buenos escépticos nos decidimos probar por nosotros mismos, que tanto había de verdad en todo aquello que se contaba.<br />
<br />
Lo primero fue buscar información de cómo se preparaba una tabla ouija, claro que había lugares donde te vendían una, pero nosotros a parte de no tener fondos, queríamos hacerla por nuestra cuenta.
Tuvimos que buscar un tabla que nos pudiera servir para ello, y José uno de nuestros amigos sugirió que fuéramos al cementerio haber si podíamos hacernos de una tapa de ataúd o algo por el estilo, nos dirigimos al cementerio de nuestra ciudad, buscando encontramos una tabla que había servido como lapida que se encontraba en una tumba ya vacía, la tomamos y quedamos en juntarnos al siguiente día para terminar de hacer la tabla. <br />
<br />
Desde aquel momento creo que algo nos siguió, por que aquella noche tuve todo tipo de pesadillas en donde veía cadáveres, y sombras que me perseguían, por supuesto en aquel entonces se lo atribuí a la experiencia de ir al cementerio. <br />
<br />
Al siguiente día en lugar de ir a estudiar, nos reunimos en mi casa, ya que mis padres trabajaban y la casa se quedaba sola, nos encontrábamos los cuatro y procedimos a trabajar, lijamos la tabla para borrar los datos que tenia y escribimos el abecedario y números, además Rene que era un buen dibujante le hizo algunos símbolos cabalísticos para que según nosotros tuviera mas efectividad, cuando terminamos, regresamos al cementerio para dejarla enterrada durante tres días pues nos habían dicho que de esta forma la comunicación con los espíritus era mas efectiva. <br />
<br />
Eso fue un miércoles por lo tanto para el sábado próximo nos juntamos y fuimos a desenterrar la ouija, y nos dirigimos a la casa de Henry pues ese fin de semana su familia saldría de viaje y no regresarían hasta el lunes. <br />
<br />
Nos dirigimos a su casa, nos acomodamos en su habitación para jugar, al principio el ambiente se sentía tenso, y con la mayor solemnidad del caso comenzamos a jugar, sin embargo no pasaba gran cosa, a penas si se tuvo un pequeño movimiento del señalador, por lo cual entonces comenzamos a hacer chistes y a burlarnos del juego, pero Henry que era el mas crédulo de los cuatro nos dijo que no hiciéramos eso, ya que podríamos enfadar a algún espíritu, no le tomamos mucha atención y decidimos dejar la tabla en una esquina y marcharnos cada quien a su casa. <br />
<br />
Más tarde ese mismo día por la noche Henry me telefoneó por ser el que mas cerca vivía de su casa, lo escuche algo acelerado y temeroso, me dijo que habían empezado a pasar cosas en su casa, yo le dije que se dejara de tonterías que tenia una imaginación muy febril y que no era mas que eso, su imaginación. Sin embargo algo en su voz me decía que estaba verdaderamente asustado, entonces yo le dije que iría a su casa mas tarde. <br />
<br />
Alrededor de las 8:00 pm llegue a su casa, cuando abrió la puerta estaba de lo mas pálido, y con los ojos desorbitados, entre a su casa y lo primero que le dije fue que se tranquilizara, que no pasaba nada y que todo era sugestión de él. <br />
<br />
Nos pusimos a ver televisión, después de un rato le dije que ya me iba a mi casa él no quería quedarse solo, le dije que no se preocupara pues en el rato que yo había estado en su casa no había pasado nada, terminando de decir esto cuando en la cocina se oyó un ruido como que se quebraban unos platos, Henry saltó de miedo, yo para tranquilizarlo le dije que se trataba de ratas, cuando fuimos a ver a la cocina, no encontramos nada roto, aunque si un olor nauseabundo. <br />
<br />
Nos dirigimos de nuevo a la sala y esta vez un ruido parecía venir del segundo nivel, de su habitación, subimos la gradas pero el ruido dejo de oírse, para ese momento yo ya me sentía intranquilo, pero nada mas, Henry me decía que esto nos estaba pasando por burlarnos de los espíritus y de la ouija, yo le decía que no era nada de eso, que cuando uno se queda solo en una casa era normal escuchar ruidos que no se oyen cuando hay mas personas.
<br />
<br />
Por no dejarlo solo llame a mi casa y les dije que me quedaría, nos quedamos viendo televisión hasta que nos dio sueño yo le dije que me quedaría en la sala y él se fue a dormir en la habitación de sus padres, como a las tres de la mañana desperté con un presentimiento no sabia exactamente que era, al poco rato de estar despierto, vi una sombra reflejada en la pared de las gradas, pensé que era mi amigo, pero al momento en que se supone tendría que aparecer mi amigo en el final de la escalera, no había nadie, esto me sobresalto mucho y le grite a mi amigo para que bajara, este no respondió por lo que tuve que subir, al entrar a la habitación vi a mi amigo durmiendo, traté de despertarlo pero no lo lograba. Parecía estar sumergido en un pesado sueño, me dirigí al pasillo, al pasar frente del cuarto donde habíamos jugado vi un resplandor debajo de la puerta, venciendo mi miedo y ayudado por mi curiosidad abrí la puerta y en una esquina había una pequeña esfera de luz entre blanca y azulada, que se movía frenéticamente. Me pareció como si alguien estuviera en la habitación y la esfera dejo de moverse y se acercó así mi yo me alejé y en ese instante la esfera desapareció. <br />
<br />
Regrese a la habitación de mi amigo y lo volví a despertar, esta vez si reacciono y yo le conté lo que había visto y el a su vez me dijo que había soñado que estábamos jugando con la ouija y que esta solo formaba la palabra “regrésame”, entonces comprendimos que algo o alguien quería que regresáramos aquella lapida que habíamos tomado, para nuestra diversión. <br />
<br />
Al día siguiente, a primera hora nos dirigimos al cementerio a dejar la tabla no sin antes de tratar de dejarla como la encontramos, es mas repasamos el nombre que había en ella y dejamos una veladoras en el lugar, luego nos dirigimos a la casa de Henry y rociamos agua bendita en todas las habitaciones. <br />
<br />
Después de muchos años siempre recordamos ese episodio en donde conocimos en carne propia lo que puede suceder si no tomas en serio que existe un más allá, y no le tienes respeto a los espíritus.Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-72912437683790470872012-02-22T00:12:00.000+01:002012-07-05T00:30:42.541+02:00<h2>
<span style="color: red; font-family: inherit;">.El reflejo sombrío. </span></h2>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span><br />
<br />
<div style="font-family: inherit; text-align: left;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-iR6gLPHErtg/T_TBlczJXpI/AAAAAAAABxg/wqGLv6IRcC8/s1600/bullock-hotel-ghost-in-mirror-21331462.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="146" src="http://3.bp.blogspot.com/-iR6gLPHErtg/T_TBlczJXpI/AAAAAAAABxg/wqGLv6IRcC8/s200/bullock-hotel-ghost-in-mirror-21331462.jpg" width="200" /></a>Normalmente,
suelo dormir bien, pero la terrible tormenta de afuera hizo que me espantara el
sueño. Comienzo a dormir nuevamente, cuando de pronto
otro ventarrón hizo tanto ruido que vuelvo a despertar algo asustado.
El ciclo dura casi toda la noche. Así que estoy allí cansado pero con los ojos
abiertos y mirando hacia afuera, recorro la habitación con la mirada y noto
como se extiende ante mi una sombra alargada. </div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br />Mis ojos se mueven buscando
el objeto sin nombre que pueda proyectar tal cosa, hasta llegar a mi espejo, y
esa cosa mirándome fijamente hacia a mi. De repente hay un destello
de un relámpago, la luz parpadea frente al espejo y por un segundo, el espejo
revela una silueta extraña, muy parecida a mí, agitando la cabeza
fuertemente, con la boca abierta y los ojos hundidos y amoratados. </span></div>
<br />
<div style="text-align: left;">
A
continuación, después de varios segundos de estar mirando esa horrible estampa,
cierro los ojos fuertemente y me pregunto <i>¿Estás seguro de lo que has visto?</i>
Sin siquiera resolver dicha pregunta, no duermo por el resto de la noche,
solamente estoy ahí, en mi cama cubierto con las sábanas hasta la cabeza,
enroscado, con los ojos cerrados apretadamente e inmóvil . </div>
<br />
<div style="text-align: left;">
A la mañana
siguiente corrí a quitar el espejo de la pared para luego tirarlo a
la basura. No importa si esa extraña visión que había visto era de verdad o era
solo un invento de mi imaginación, quería deshacerme de ese espejo.
De hecho, después de pensarlo bien quité todos los espejos de mi casa
sin excepción. </div>
<br />
<div style="text-align: left;">
Las semanas pasan y trato de seguir como si nada, sigo normal
en mi vida pero el caso de aquella noche aún esta presente en mi memoria.
Entonces decido ir a pasar el día en casa de un amigo y en el transcurso
del día mi cuerpo avisa que tengo que usar el baño. Mientras que
estoy en el baño el agua del grifo comienza a correr sin que lo tocase. </div>
<br />
<div style="text-align: left;">
Sorprendido por esto, aún sin actuar, trato de razonar aunque es imposible con
esta paranoia atacando mi mente. El agua comienza a tornarse muy caliente hasta
evaporar y una nube de humedad cubre el espejo frente al lavamanos. Me quedo
mirando atentamente con los ojos fijos en el espejo y mi cuerpo adherido a la
pared y veo como lentamente se forman las palabras: </div>
<br />
<div style="text-align: left;">
<i>"Por favor, devuelve
los espejos. Echo de menos verte dormir por la noche."</i></div>
<i style="font-family: inherit;">
</i></div>Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-81116936563597581152012-02-09T11:07:00.000+01:002012-07-05T00:08:16.415+02:00<h2>
<span style="color: red; font-family: inherit; font-size: large;">.El niño.</span></h2>
<div>
<span style="color: red; font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-ZP_ojuNTRZo/T_S9X1dSDII/AAAAAAAABxU/TGOQZhMkrIw/s1600/thehandofdoom.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" src="http://3.bp.blogspot.com/-ZP_ojuNTRZo/T_S9X1dSDII/AAAAAAAABxU/TGOQZhMkrIw/s320/thehandofdoom.png" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">Una
pareja vuelve a casa ya bien entrada la noche, después de haber estado en una
fiesta con unos amigos. Viven en un pueblo alejado de la ciudad y deben
recorrer con el coche una carretera que atraviesa un bosque. <br />
<br />Atravesando el
bosque, ven que hay un coche accidentado. La delantera del coche estaba siniestro
total, pero los asientos traseros estaban intactos y se notaba la silueta de un
niño. Se detienen en el instante. El niño esta muy ensangrentado, también algo
pálido debido al susto del accidente piensa la pareja, el pobre niño no
reacciona a nada.<br /> <br />Cuando inspeccionan el interior del coche para ver que tal
están los ocupantes, ven que el conductor y el copiloto están muertos, pero no
parece que sea por el accidente solamente, ya que tiene una especie de corte en
el cuello. Sospechando que los padres han sido asesinados por alguien y
temiendo que el asesino ande cerca, meten al niño corriendo en el coche y
emprenden el viaje a toda velocidad hasta el pueblo, para avisar allí a la
policía y que acuda al lugar de los hechos.<br /> <br />El niño sigue sin hablar, debido
suponen al estado de shock de todo lo que ha tenido que presenciar. El
conductor va a toda velocidad está deseando llegar y sentirse a salvo el
silencio en el coche es inmenso. Cuando mira por el retrovisor para ver como se
encuentra el niño, observa enseguida que tiene en sus manos un cuchillo lleno
de sangre.</span> <br />- ¡Dios santo! Quítale el cuchillo-. Le dice el hombre a su mujer,
ella no responde. Decide parar el coche, se da la vuelta y ve a su mujer
degollada con la boca abierta mientras el niño se lanza hacia él. Acelera el
coche y da bandazos con el coche para intentar que el niño caiga, no lo
consigue y finalmente acaba accidentado.<br /> <br />Una hora después otra pareja en coche
se acerca... y se encuentra al pobre niño pálido... deciden llevarlo al pueblo
mas cercano y ..<br />
</span></span>Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-32019622989433790882012-01-24T22:00:00.000+01:002012-07-04T23:56:29.341+02:00<span style="line-height: 115%;"><span style="color: red; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large;">.La habitación de arriba.</span></span><br />
<span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><span style="color: red; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br /></span></span><br />
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Ox42LQuqupg/T_S7oOwDkhI/AAAAAAAABxM/Kp4BpfNmwfM/s1600/48847084_aa9ce3e4ab.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-Ox42LQuqupg/T_S7oOwDkhI/AAAAAAAABxM/Kp4BpfNmwfM/s320/48847084_aa9ce3e4ab.jpg" width="249" /></a><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Todo
empieza durante una fría noche de invierno, cuando Cristina Lopez, una
universitaria de 19 años de edad, tuvo hacer las veces de canguro para
conseguir algo de dinero. La joven debía hacerse cargo de los hijos de un
matrimonio que vivía dos manzanas más abajo de su casa. Se trataba de dos
niños, uno de 5 años y el otro de 13 meses, que apenas le causarían molestias.
<br />Al dar las nueve de la noche, Cristina acudió al domicilio del matrimonio donde
pasaría la peor noche de toda su vida... </span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Era una casa enorme, tenía dos pisos y
una buardilla de esas antigüas que parecía haber salido de una película de
terror. Arriba se encontraba la habitación de los niños y la de la pareja y en
la parte de abajo había un gran salón donde la joven aprovecharía para seguir con
sus estudios mientras estaba pendiente de las necesidades de los críos. A las
diez les puso el pijama y los subió a la habitación en la que dormían rodeados
de unos grandes muñecos de peluche que parecían tener vida propia. El tiempo
comenzó a pasar lentamente y por fin llegó la media noche. <br />El cielo estaba
completamente oscuro y una fina lluvia comenzó a golpear los cristales de la
casa. Minutos más tarde, empezó a empeorar el tiempo, y lo que en un principio
era una inofensiva lluvia de cuatro gotas de agua, llegó a convertirse en una
de las más aterradoras tormentas de los últimos tiempos. Debido a una subida de
tensión, las luces del salón se fundieron una por una y la joven comenzó a
notar como el miedo recorría su cuerpo de pies a cabeza. <br />De pronto comenzó a
sonar el teléfono y la muchacha corrió a cogerlo pensando que se trataría del
matrimonio. Pero no fue así, al otro lado del teléfono podían escucharse los
gemidos de un hombre que parecía querer asustarla. Era una voz profunda y
tétrica, realmente aterradora!. El hombre del teléfono decía una y otra vez:-
¡Voy a por los niños y luego a por ti! -, ella quiso pensar que era una broma
pesada de algún amigo. <br />La casa estaba completamente congelada, hacía un frío
espantoso, pero... ¿de donde procedía? Era como si alguien se hubiese dejado
una ventana abierta, pero ella ya se había asegurado de cerrarlas todas antes
de acostar a los niños. El teléfono comenzó a sonar de nuevo; en ese mismo
instante los críos comenzaron a gritar de una forma agonizante. Christen
recordó que podía utilizar el localizador de llamadas para poder saber de donde
procedían las llamadas y de quien era la misteriosa voz que la acosaba.
<br />Descolgó el teléfono, pulsó la tecla de localización y esperó durante unos
cuantos segundos. Un 'bip' fue el decisivo para desvelar el misterio, pero no
hizo que el miedo desapareciese, ¡sino todo lo contrario! Lo que la joven
descubrió en esos instantes la dejó sin apenas poder respirar! Las llamadas
procedían... DE LA HABITACIÓN EN LA QUE SE ENCONTRABAN LOS NIÑOS
DURMIENDO!!!!!! <br />Por el auricular del teléfono pudo escuchar como la voz del
hombre le decía a gritos: - "Quédate ahí quieta, enseguida bajaré a por
ti..." <br /><br /><i>"Si alguna vez os quedáis solos en casa aseguraros de cerrar
bien todas las puertas y ventanas o el mal podrá colarse a través de
ellas"</i></span><br />
<!--[endif]--></span>Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-81636692296693246042012-01-10T18:00:00.000+01:002012-07-04T23:48:14.127+02:00<h2>
<span style="color: red; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">.La muñeca enterrada.</span></h2>
<div>
<span style="color: red; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-CMgfUoZabWc/T_S4eRwvwCI/AAAAAAAABxA/Z6LV6ph2_X8/s1600/ghostgirl.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-CMgfUoZabWc/T_S4eRwvwCI/AAAAAAAABxA/Z6LV6ph2_X8/s320/ghostgirl.png" width="266" /></a><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Era noviembre. Mi amiga Clara y yo, vivíamos en el
mismo pueblo, y esa tarde habíamos quedado para coger muestras de tierra para
un trabajo que debíamos hacer en clase de Biología. Nos entretuvimos mucho
hablando y jugando sin darnos cuenta de que empezaba a caer la noche sobre los
solitarios campos de Montejícar. Dándonos prisa excavamos por diferentes
lugares para coger tierra. </span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">En un inesperado instante mi amiga gritó: ¡mira lo
que hay aquí! y efectivamente, había algo. Era una muñeca. Era aterradora, todo
hay que decirlo: pelo rojo, ojos casi desencajados, y lo más chocante era su
profunda seriedad, algo extraño en muñecas para niñas. Allí se hallaba
semienterrada y vestida de blanco. Pero en fin, allí se quedó. </span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Al emprender de
nuevo el camino a casa, Clara, empezó a sentirse mal. Yo la cogí de la mano y
nos fuimos al pueblo hasta llegar a su casa. Fue la última vez que la vi viva.
Esa misma noche, 1 hora después, más o menos, su madre llamó muy tarde a casa
llorando diciendo que Clara se estaba muriendo en un hospital. </span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Yo me enteré de
la horrible desgracia al día siguiente. Efectivamente, Clara, había muerto esa
noche, sin ni el más mínimo previo aviso de falta de salud en sus días
anteriores. “Una niña de 9 años muere en Montejícar sin causa aparente” decía
la prensa un día después del suceso. El pueblo entero acudió a darle el último
adiós.</span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">4 o 5 años después de dicho acontecimiento leí algo que me heló la
sangre. Fue escalofriante y de hecho me tuvo 8 meses bajo tratamiento
psicológico. Leí que la persona que tenga una enfermedad en fase terminal y no
tenga cura, enterrará una muñeca vestida de blanco, y en el momento que otra
persona encuentre dicha muñeca, pasará a ésta el mal y padecerá la enfermedad a
partir de dónde se quedó la persona que entierra la muñeca, la cuál, quedará
sana y totalmente curada. </span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Entonces, pienso yo: si en vez de ir a coger la
tierra esa noche, hubiésemos ido al día siguiente, ya no hubiera tenido efecto,
y Clara no hubiera muerto, porque la persona enferma que la enterró, habría muerto
en el mismo momento que Clara. </span></span>Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-43895147604272826492011-12-25T00:17:00.000+01:002011-12-25T00:17:00.543+01:00Especial historias de Navidad (IX) – La cerillera<p align="justify">Era la noche de San Silvestre, la última noche del año. Todo el mundo en la ciudad se apresuraba para llegar pronto a sus casas y refugiarse del frío y la nieve. Iban muy abrigados, y algunos llevaban regalos de Navidad. Tras los cristales ardía la leña en las chimeneas y había agradables aromas de los manjares preparados para la cena de aquella noche. <br />En medio del ir y venir, un pequeña chiquilla vendía fósforos para ganar algo con que comprar siquiera un pedazo de pan. - Compren fósforos, lo mejor para encender fuego. ¡Compre cerillas, señor! Pero la gente apenas escuchaba su débil voz y desde luego, por nada del mundo sacarían las manos de sus tibios bolsillos con el frío que hacía. <br />Poco a poco, la noche se fue acercando y la calle se quedó desierta. -¡Fósforos, fósforos! ¡Cerillas para la lumbre! –Pero la pobre cerillera pronto comprendió que no vendería nada más aquel día. Terminó pronto de contar las escasísimas ganancias. No podía volver así a su casa: sin llevar consigo algo de alimento para su familia. <br />Pensó que quizá sus padres se enfadaran con ella por no haber sido capaz de vender más, eran tan pobres y tantas bocas que alimentar, que la más mínima cantidad marcaba una gran diferencia. ¡Si por lo menos no hiciera tanto frío! Tenía los deditos entumecidos, la nariz helada y le dolía mucho la garganta. Si se atreviera a encender una cerilla, sentiría un poco de calor... <br />Al fin y al cabo, en su casa haría el mismo frío que en la calle, pues durante todo el invierno el agua de lluvia se había abierto camino entre las rendijas del tejado, formando goteras y el viento soplaba a través de lo cartones que formaban las paredes de su humilde casita. Se refugió en la esquina que formaban dos casas muy elegantes y con mucho cuidado para no destaparse, encendió un fósforo. <img align="right" src="http://www.iespana.es/Irenialasirena/cerilla.jpg" /> <br />Y la luz del fósforo al arder le mostró una acogedora estancia donde ardía el cálido fuego de la chimenea al lado de una mesa con humeante comida. Las llamas se reflejaban en las paredes creando figuras danzarinas y la pobre cerillera incluso podía sentir el calor de una manta sobre sus rodillas. Al apagarse, la niña volvió a la oscura y fría realidad. <br />-Si pudiera ser todo el rato así...- Se lamentó la chiquilla –Encender otro fósforo no marcará ninguna diferencia, y sin embargo es tan agradable su luz... Y procedió a prender la llama que esta vez le mostró un salón bellamente adornado, con un árbol de navidad adornado con infinidad de pequeñas velitas centelleantes. Bajo él, los regalos esperando a ser abiertos por niños ilusionados. <br />Al apagarse el segundo fósforo, la pequeña volvió a sentirse sola, en la noche acariciada por los copos de nieve que caían sin cesar, casi a oscuras, sentada en la calle y aterida de frío. - Encenderé otra cerilla – decidió la niña, pues las ilusiones que le brindaba la luz conseguían apartarla, siquiera por un momento, de la insensible realidad <br />Y así lo hizo, sostuvo la madera encendida delante de sus ojos y esta vez se vio a sí misma sentada a la agradable mesa al lado de la chimenea, tomando una sopa caliente que reconfortó su enfermo cuerpo. Y también era ella la que se acercó al majestuoso árbol de navidad para abrir los regalos que en su corta vida nunca había recibido. <br />Tan agradable y tan nueva era la sensación para la chiquilla, tan gratificante sentir el calor del hogar, que esta vez, cuando se consumió la cerilla, sólo quedó junto a la esquina de las elegantes casas el pequeño cuerpecito de la vendedora de fósforos, pues su alma se negó a regresar a esa realidad que la había ignorado hasta el momento.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-72428135993124124062011-12-24T00:11:00.000+01:002011-12-24T00:11:00.489+01:00Especial historias de Navidad (VIII) – Adoración de lor Reyes magos<p align="justify">Este relato de ficción, basa muchas de sus descripciones en el cuadro de Pedro Pablo Rubens, "La Adoración de los Magos" (1609), Óleo sobre lienzo, que se halla en el Museo del Prado, de Madrid.</p> <p align="justify"><img border="0" src="http://www.navidadlatina.com/cuentosypoesias/rubens.jpg" width="500" height="363" /></p> <p align="justify">Hace buen rato que el pequeño sordomudo anda con sus trapos y su plumero entre las maderas del órgano: A sus pies, la nave de la iglesia de San Juan Bautista yace en penumbra. La luz del alba -el alba del día de los Reyes- titubea en 1as ventanas y luego, lentamente, amorosamente, comienza a bruñir el oro de los altares.</p> <p align="justify">Cristóbal lustra las vetas del gran facistol y alinea con trabajo 1os libros de coro casi tan voluminosos como él. Detrás está el tapiz, pero Cristóbal prefiere no mirarlo hoy.</p> <p align="justify">De tantas cosas bellas y curiosas como exhibe el templo, ninguna le atrae y seduce como el tapiz de La Adoración de los Reyes; ni siquiera el Nazareno misterioso, ni el San Francisco de Asís de alas de plata, ni el Cristo que el Virrey Ceballos trajo de Colonia del Sacramento y que el Viernes Santo dobla la cabeza, cuando el sacristán tira de un cordel.</p> <p align="justify">El enorme lienzo cubre la ventana que abre sobre la calle de Potosí, y se extiende detrás del órgano al que protege del sol y de la lluvia. Cuando sopla viento y el aire se cuela por los intersticios, muévense las altas figuras que rodean al Niño Dios.</p> <p align="justify">Cristóbal las ha visto moverse en el claroscuro verdoso. Y hoy no osa mirarlas.</p> <p align="justify">Pronto hará tres años que el tapiz ocupa ese lugar. Lo colgaron allí, entre el arrobado aspaviento de las capuchinas, cuando lo obsequió don Pedro Pablo Vidal, el canónigo, quien lo adquirió en pública almoneda por dieciséis onzas peluconas. Tiene el paño una historia romántica. Se sabe que uno de los corsarios argentinos que hostigaban a las embarcaciones españolas en aguas de Cádiz, lo tomó como presa bélica con el cargamento de una goleta adversaria. El señor Fernando VII enviaba el tapiz, tejido según un cartón de Rubens, a su gobernador de Filipinas, testimoniándole el real aprecio. Quiso el destino singular que en vez de adornar el palacio de Manila viniera a Buenos Aires, al templo de las monjas de Santa Clara.</p> <p align="justify">El sordomudo, que es apenas un adolescente, se inclina en el barandal. Allá abajo, en el altar mayor, afánanse los monaguillos encendiendo las velas. Hay mucho viento en la calle. Es el viento quemante del verano, el de la abrasada llanura. Se revuelve en el ángulo de Potosí y Las Piedras y enloquece las manti1las de les devotas. Mañana no descansarán los aguateros, y las lavanderas descubrirán espejismos de incendio en el río cruel. Cristóbal no puede oír el rezongo de las ráfagas a lo largo de la nave, pero siente su tibieza en la cara y en las manos, como el aliento de un animal. No quiere darse vuelta porque el tapiz se estará moviendo y alrededor del Niño se agitarán los turbantes y las plumas de los séquitos orientales.</p> <p align="justify">Ya empezó la primera misa El capellán abre los brazos. y relampaguea la casulla hecha con el traje de una Virreina. Asciende hacia las bóvedas la fragancia del incienso.</p> <p align="justify">Cristóbal entrecierra los ojos. Ora sin despegar los labios. Pero a poco se yergue, porque él, que nada oye, acaba de oír un  rumor a sus espaldas. Sí, un rumor, un rumor levísimo, algo que podría compararse con una ondulación ligera producida en el agua de un pozo profundo, inmóvil hace años. El sordomudo está de pie y tiembla. Aguza sus sentidos torpes, desesperadamente, para captar ese balbucir.</p> <p align="justify">Y abajo el sacerdote se doblega sobre el Evangelio, en el esplendor de la seda y de los hilos dorados, y lee el relato de la Epifanía.</p> <p align="justify">Son unas voces, unos cuchicheos,.desatados a sus espaldas. Cristóbal ni oye ni habla desde que la enfermedad le dejó así, aislado, cinco años ha. Le parece que una  brisa trémula se le ha entrado por la boca y por el caracol del oído y va despertando viejas imágenes dormidas en su interior.</p> <p align="justify">Se ha aferrado a los balaústres, el plumero en la diestra. A infinita distancia, el oficiante refiere la sorpresa de Herodes ante la llegada de los magos que guiaba 1a estrella divina.</p> <p align="justify">- Et apertis thesaurus suis -canturrea el capellán- obtulerunt ei munera, aurum, thus et myrrham.</p> <p align="justify">Una presión física más fuerte que su resistencia obliga al muchacho a girar sobre los talones y a enfrentarse con el gran tapiz.</p> <p align="justify">Entonces en el paño se alza el Rey mago que besaba los pies del Salvador y se hace a un lado, arrastrando el oleaje del manto de armiño. Le suceden en la adoración los otros Príncipes, el del bello manto rojo que sostiene un paje caudatario, el Rey negro ataviado de azul. Oscilan  las picas y las partesanas. Hiere la luz a los yelmos mitológicos entre el armonioso caracolear de los caballos marciales. Poco a poco el séquito se distribuye detrás de la Virgen María, allí donde la mula, el buey y el perro se acurrucan en medio de los arneses y las cestas de mimbre. Y Cristóbal está de hinojos escuchando esas voces delgadas que son como subterránea música.</p> <p align="justify">Delante del Niño a quien los brazos maternos presentan, hay ahora un ancho espacio desnudo. Pero otras figuras avanzan por la izquierda, desde el horizonte donde se arremolina el polvo de 1as caravanas y cuando se aproximan se ve que son hombres del pueblo, sencillos, y que visten a usanza remota. Alguno trae una aguja en la mano; otro, un pequeño telar; éste lanas y sedas multicolores; aquél desenrosca un dibujo en el cual está el mismo paño de Bruselas diseñado prolijamente bajo una red de cuadriculadas divisiones. Caen de rodillas y brindan su trabajo de artesanos al Niño Jesús. Y luego se ubican entre la comitiva de los magos, mezcladas las ropas dispares, confundidas las armas con los instrumentos de las manufacturas flamencas.</p> <p align="justify">Una vez más queda desierto el espacio frente a la Santa Familia.</p> <p align="justify">En el altar, el sacerdote reza el segundo Evangelio.</p> <p align="justify">Y cuando Cristóbal supone que ya nada puede acontecer, que está colmado su estupor, un personaje aparece delante del establo. Es un hombre muy hermoso, muy viril, de barba rubia. Lleva un magnífico traje negro, sobre el cual fulguran el blancor del cuello de encajes y el metal de la espada. Se quita el sombrero de alas majestuosas, hace una reverencia y de hinojos adora a Dios. Cabrillea el terciopelo, evocador de festines, de vasos de cristal, de orfebrerías, de terrazas de mármol rosado. Junto a la mirra y los cofres, Rubens deja un pincel.</p> <p align="justify">Las voces apagadas, indecisas, crecen en coro. Cristóbal se esfuerza por comprenderlas, mientras todo ese mundo milagroso vibra y espejea en tomo del Niño.</p> <p align="justify">Entonces la Madre se vuelve hacia el azorado mozuelo y hace un imperceptible ademán, como invitándolo a sumarse a quienes rinden culto al que nació en Belén.</p> <p align="justify">Cristóbal escala con mil penurias el labrado facistol, pues el Niño está muy alto. Palpa, entre sus dedos, los dedos aristocráticos del gran señor que fue el último en llegar y que le ayuda a  izarse para que pose los labios en 1os pies de Jesús. Como no tiene otra ofrenda, vacila y coloca su plumerillo al lado del pincel y de los tesoros.</p> <p align="justify">Y cuando, de un salto peligroso, el sordomudo desciende a su apostadero de barandal, los murmullos cesan, como si el mundo hubiera muerto súbitamente. El tapiz del corsario ha recobrado su primitiva traza. Apenas ondulan sus pliegues acuáticos cuando el aire lo sacude con tenue estremecimiento.</p> <p align="justify">Cristóbal recoge el plumero y los trapos. Se acaricia las yemas y la boca. Quisiera contar lo que ha visto y oído, pero no le obedece la lengua. Ha regresado a su amurallada soledad donde el asombro se levanta como una lámpara deslumbrante que transforma todo, para siempre</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-54592136835553393632011-12-23T00:09:00.000+01:002011-12-23T00:09:01.039+01:00Especial historias de Navidad (VII) – Bienes invisibles<p align="justify">Tomás es un chico de siete años que vive con su mamá, una pobre costurera, en su solo cuarto, en una pequeña ciudad del norte de Escocia. La víspera de Navidad, en su cama, el chico espera, ansioso, la venida de Papá Noel. Según la costumbre de su país, ha colocado en la chimenea una gran media de lana, esperando encontrarla, a la mañana siguiente, llena de regalos.</p> <p align="justify">Pero su mamá sabe que no habrá regalos de Navidad para Tomás por su falta de dinero. Para evitar su desilusión, le explica que hay bienes visibles, que se compran con dinero, y bienes invisibles, que no se compran, ni se venden, ni se ven, pero que lo hacen a uno muy feliz: como el cariño de la mamá, por ejemplo.</p> <p align="justify">Al día siguiente, Tomás despierta, corre a la chimenea y ve su media vacía. La recoge con emoción y alegría y se la muestra su mamá: "¡Está llena de bienes invisibles!", le dice, y se le ve feliz.</p> <p align="justify">Por la tarde va Tomás al salón parroquial donde se reúnen los chicos, cada cual mostrando orgulloso su regalo. "¿Y a ti, Tomás, qué te ha traído Papá Noel?", le preguntan.</p> <p align="justify">Tomás muestra feliz su media vacía: "¡A mí me ha traído bienes invisibles!", contesta. Los chicos se ríen de él. Entre ellos Federico un niño consentido quien tiene el mejor regalo pero no es feliz. Por envidia sus compañeros le hacen burla porque su lindo auto a pedal no tiene marcha atrás, y enfurecido destruye el valioso juguete.</p> <p align="justify">El papá de Federico se aflige, y se pregunta como podría darle gusto a su hijo. En eso ve a Tomás sentado en un rincón, feliz con su media vacía. Le pregunta: "¿Que te ha traído Papá Noel?"</p> <p align="justify">"A mí bienes invisibles", contesta Tomás ante la sorpresa del papá de Federico, y le explica que no se ven, ni se compran, ni se venden, como el cariño de una mamá.</p> <p align="justify">El papá de Federico comprendió. Los muchos regalos visibles y vistosos no habían logrado la felicidad de su hijo. Tomás había descubierto, gracias a su mamá, el camino a la felicidad.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-85368244805736792642011-12-22T00:08:00.000+01:002011-12-22T00:08:00.996+01:00Especial historias de Navidad (VI) – La primera Navidad<p align="justify">Mientras todos los niños ayudaban en sus casas en los preparativos para la Nochebuena, Pedro, de 7 años de edad, trabajaba en la joyería de Don Juan para ayudar con el sostenimiento de su casa. Don Juan era un joyero de mucho dinero, pero al mismo tiempo, un hombre sin familia, a quien solamente le importaba el dinero y miraba a Pedro como un simple trabajador más no como un niño.</p> <p align="justify">El día de Navidad Pedro quería retirarse temprano del trabajo para comprar algunas cosas para la cena y ayudar a su mamá. Contemplando en la ventada como algunos niños jugaban, Pedro escuchó un grito que lo hizo temblar:</p> <p align="justify">- ¡Pedro!, gritó Don Juan. <br />- Si señor, respondió él <br />- ¿Qué haces mirando por la ventana? Aún no terminas tu trabajo. <br />- Pedro contestó:¡Hoy es navidad! hoy es el cumpleaños del niño Jesús, hoy es un día muy especial. <br />- ¡Pues a mi no me importa! ¡Crees que hoy vas a poder escaparte mas temprano de tus deberes, trabaja mejor!, replicó <br />- Pero Don Juan, hoy quería comprar algunas cosas para la cena de navidad, suplicó el niño. <br />- ¡Para la cena de Navidad!, se burló el joyero. Tú lo único que quieres es escaparte mas temprano. Hoy es un día común y corriente; mejor sigue trabajando si quieres mantener tu empleo. <br />- Si don Juan, contestó Pedro muy triste.</p> <p align="justify">El niño continuó trabajando, con lágrimas en los ojos. Su corazón estaba muy triste y angustiado y temía que Don Juan no lo dejase pasar Navidad junto a su familia. En medio de ese aterrador pensamiento, elevó una plegaria a la Virgen María pidiéndole su intercesión para que pudiese pasar una linda Navidad con su familia.</p> <p align="justify">Poco después, Don Juan, inesperadamente, gritó tan fuerte que casi se le sale el corazón a Pedro. <br />- ¡Pedro, Pedro ven apúrate! - gritaba el joyero horrorizado. <br />- Don Juan ¿que le pasa? preguntó <br />- Don Juan asustado abraza a Pedro y le dice: "Vi un fantasma, vi un fantasma! <br />- Pedro miró para todos lados en la habitación de Don Juan y no vio nada. <br />- Cálmese, dijo. Yo no veo nada. <br />- ¿Me estas tratando de mentiroso?, exclamó el anciano. <br />- No don Juan, disculpe no quise decir eso. <br />- ¡Sigue trabando mejor!, fue una pesadilla ¡sigue trabajando!</p> <p align="justify">Don Juan seguía atemorizado por lo que según él había visto. No queriendo permanecer ni un momento solo se le ocurrió pedirle a Pedro que se quedara con él hasta bien entrada la noche. "Por si acaso", pensó. Don Juan llamó al niño y le dijo: <br />- Pedro, necesito que hoy te quedes hasta más tarde. <br />- Pero señor, hoy es navidad y mi familia me esta esperando. <br />- ¡Pedro te pago el doble! <br />- Pero Don Juan, ya tengo casi terminado mi trabajo y debo ir a casa.</p> <p align="justify">Don Juan no le quería confesar que estaba asustado y el niño lo sabía, pero él se resistía a quedarse porque era Navidad. Entonces, se le ocurrió una magnífica idea: "invitar a Don Juan a su casa a pasar la navidad". <br />- Don Juan: lo invito a pasar la Navidad con nosotros para que no se quede solo. <br />Don Juan estaba emocionado por el ofrecimiento de Pedro, ya que nadie lo invitaba a su casa. por lo que sin pensarlo… aceptó. <br />Cuando llegaron a la casa de Pedro, Don Juan se quedó muy impresionado porque en esa humilde casa, había mucha alegría y generosidad. <br />Don Juan sonrió como nunca lo había hecho, se dio cuenta que nunca había tenido una Navidad y ahora la compartía con una familia muy sencilla y amable. Sus mejillas se sonrojaron y sobre ellas rodaron muchas lágrimas de la emoción y felicidad que sentía. <br />Al final de la noche, Don Juan se comprometió a ser más justo y considerado con el niño, y a desprenderse de sus bienes a favor de los más necesitados.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-72129421232662418812011-12-20T00:06:00.000+01:002011-12-20T00:06:00.417+01:00Especial historias de Navidad – El buey, el burrito y el niño Jesús<p align="justify">En un pueblito llamado Greccio había un hombre llamado Juan, muy devoto de San Francisco. Unas dos semanas antes de la fiesta de Navidad, San Francisco llama a Juan y le dice:</p> <p align="justify">-Hijo mío, si quieres que celebremos en Greccio el nacimiento de Jesús, prepara cuanto voy a decirte. Quisiera representar al Niño nacido en Belén para ver con mis propios ojos las incomodidades en que se encontró aquella noche santa. Nuestro Señor fue recostado en un pesebre entre el buey y el burrito. Así que tú prepara una gruta. Trata de disponerlo todo como debió ser la noche en que nació el Niño Jesús.</p> <p align="justify">Juan va en seguida al lugar establecido para preparar lo necesario según el proyecto de San Francisco.</p> <p align="justify">Y llega la víspera de Navidad. Con tal ocasión, San Francisco invita a muchos frailes para que vengan a Greccio.</p> <p align="justify">Poco antes de medianoche hombres, mujeres y niños llegan jubilosos de los caseríos de la región. Traen velas y antorchas para iluminar aquella noche santa.</p> <p align="justify">Llega también a la gruta San Francisco. Ve que todo se ha preparado según su deseo. Está radiante de alegría.</p> <p align="justify">Un labrador pone un brazado de heno en el pesebre, y luego se hace entrar en la gruta un buey y un burrito.</p> <p align="justify">Greccio se ha convertido en una nueva Belén. El bosque en torno a la gruta resuena de voces y de cantos festivos.</p> <p align="justify">San Francisco, que ha invitado también a un sacerdote para celebrar la Santa Misa en la gruta, ayuda al celebrante.</p> <p align="justify">Después de leer el Evangelio, San Francisco habla al pueblo reunido ante la gruta. Con palabras tiernísimas recuerda el nacimiento de¡ Niño Jesús. Hasta el buey y el burrito escuchan atentos.</p> <p align="justify">San Francisco pronuncia la palabra Belén con voz temblorosa. En su boca, esta palabra parece casi un balido de corderito.</p> <p align="justify">A medianoche en punto, apenas San Francisco ha terminado de hablar, la gruta se ilumina milagrosamente.</p> <p align="justify">En el pesebre, entre el buey y el burrito, aparece la figura esplendente del Niño Jesús. Los labradores y pastores más cercanos a la entrada de la gruta ven claramente cómo el Niño yace sonriente en el heno del pesebre.</p> <p align="justify">El buey y el burrito calientan con su aliento al pequeño Niiío, exactamente como hablan hecho el buey y el burrito en Belén.</p> <p align="justify">San Francisco se arrodilla en adoración ante el pesebre. <br />Los pastores y labradores entonan un canto navideño. Alguien toca flautas y zampoñas. Los niños agitan las antorchas.</p> <p align="justify">Después de algunos momentos, el Niño Jesús desaparece y también la luz va apagándose poco a poco en la gruta.</p> <p align="justify">Terminada la Santa Misa, la gente vuelve a su casa cantando y agitando velas y antorchas. En el cielo brillan muchísimas estrellas.</p> <p align="justify">San Francisco se queda todavía un largo rato en la gruta, rezando. Acaricia al buey y al burrito y les dice:</p> <p align="justify">-Hermano buey y hermano burrito, sois afortunados entre todos los animales porque habéis podido ver con vuestros ojos a vuestro Señor y Creador. Habéis podido calentarle con vuestro aliento.</p> <p align="justify">El buey y el burrito miran al santo con sus grandes ojos dulces, llenos aún de aquella luz aparecida en la gruta.</p> <p align="justify">Luego San Francisco manda a sus frailes:</p> <p align="justify">-Hermanos míos, por amor a Nuestro Señor, yo os ordeno que en los años futuros, la noche de Navidad déis de comer a todos los animales. Particularmente echad buen heno a los bueyes y a los burritos. Todas las criaturas vivientes deberán hacer fiesta en la Navidad de Jesús.</p> <p align="justify">Desde entonces los frailes, hasta la muerte de San Francisco, todos los años van por las cuadras de Greccio a llevar buen heno a todos los bueyes y burritos, en la noche de Navidad.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-37043240374890165972011-12-15T00:03:00.000+01:002011-12-15T00:03:00.089+01:00Especial historias de Navidad (IV) - Jesús en la tierra<p align="justify"><strong>Jesús en la Tierra</strong></p> <p align="justify"><strong>Voy a contaros un cuento de la gran Noche, que me refirió un viejo peregrino, cansado ya de recorrer todos los caminos y senderos de este mundo y deseoso únicamente de recostar la cabeza en una piedra y morir olvidado. Si el cuento es algo sombrío, atribuidlo a la fatiga y a las muchas desventuras del que me narró esta especie de sueño.</strong></p> <p align="justify"><strong>La Noche de Navidad en uno de estos últimos años, habéis de saber que nuestro Señor Jesucristo en persona quiso bajar a la Tierra y recorrerla, porque como nadie ignora, si ha leído el texto santo, las delicias de Jesús son morar entre los hijos de los hombres.</strong></p> <p align="justify"><strong>Dejó, pues, su trono y su asiento a la diestra del Padre, y ocultando la majestad y belleza de su aspecto bajo forma que no deslumbrase a los ojos mortales y que a veces ni aun fuese visible para ellos, descendió al mundo, deseoso de encontrar piedad, amor y fraternal regocijo. La Naturaleza parece asociarse a la solemnidad del día: en el firmamento, claro como una bóveda de cristal, brillan los astros de oro y de esmeralda pálida, titilando cual una mirada cariñosa: ni corre un soplo de aire, ni una partícula de humedad condensada en figura de nubecilla empaña la magnificencia de la hora nocturna.</strong></p> <p align="justify"><strong>En el polo, cuando se apoya sobre la helada extensión el pie sagrado de Jesús, enciéndese súbitamente, como para festejarle, una espléndida aurora boreal: reflejos abrasadores, purpúreos y anaranjados, colorean la nieve y arrancan de los enormes témpanos centelleo diamantino. Mas ¿qué le importa a Jesús la magia del espectáculo? Lo que Él busca es luz de aurora en los corazones; le atraen los fenómenos del alma, no los juegos de un meteoro en las rocas insensibles y en las heladas estepas.</strong></p> <p align="justify"><strong>Y pasa adelante.</strong></p> <p align="justify"><strong>El primer lugar donde encuentra hombres, es una llanura árida, el fondo de un valle que altas montañas limitan y coronan. Hombres, sí, cubren el suelo, apretados como la mies cuando la tumba la guadaña del regador; pero hombres inmóviles, yertos, crispados, en posiciones violentas; y en sus rostros lívidos vueltos hacia el cielo resplandeciente de dulce claridad estelar, en sus ojos abiertos y sin mirada, una expresión de rabia o de espanto persiste, a despecho de la muerte... Porque son cadáveres los que cubren la llanura, y la llanura es un campo de batalla.</strong></p> <p align="justify"><strong>Jesús, pensativo, los contempla breves instantes. En los pechos abiertos, las heridas bermejas parecen bocas; en las frentes destrozadas, los negros coágulos de sangre mariposas fúnebres de esa horrible especie llamada Atropos, que lleva sobre el corselete la figura de una calavera. Algunos de los hombres que yacen en la llanura respiran todavía: prestando oído se percibe su ronco estertor agónico. Una mujer anciana, deshecha en llanto, amparando con la mano trémula lucecilla, cruza inclinándose para ver los rostros: busca tal vez a su hijo entre los muertos. Un caballo sin jinete pasa, olfateando la carnicería y huyendo enloquecido...</strong></p> <p align="justify"><strong>Y Jesús sigue, se aleja.</strong></p> <p align="justify"><strong>Entra en una ciudad populosa. Por las calles circula gente alborozada, gozando la deliciosa templanza en una noche tan apacible como las primaverales. Voces vinosas entonan cantos desafinados; las guitarras acompañan con su rasgueo procaz coplas equívocas; las panderetas repican incesantemente, y discordes sonidos de rabeles, zambombas, chicharras, carracas de metal, se enzarzan en el aire cual brujas volando al sábado. La multitud, desparramándose por las calles, se arremolina ante los cafés atestados, sofocantes de calor; a veces, un grupo se cuela por la puerta de alguna hedionda tabernucha, de donde salen pateos, algazara, blasfemias y vaho de aguardiente.</strong></p> <p align="justify"><strong>Ante una de estas innobles guaridas se para el Nazareno. Ve allá en el fondo un grupo alrededor de una mesa: dos hombres y una mujer. Ella da cuerda a entrambos; los provoca, los enreda; ellos beben copa tras copa, y disputan. El uno arroja un vaso a la cara del otro; el vaso se hace pedazos, el hombre se incorpora chorreando heces de vino mezclado con sangre. Los demás bebedores intervienen, amontonan al sano, aplacan al herido, le enjugan la faz, bromean, obligan a los adversarios a reconciliarse, les incitan a que se abracen riendo; el sano tiende los brazos con cordialidad y sin recelo alguno; el herido desliza en el bolsillo la mano abierta; corta el aire el relámpago de una navaja y cae un hombre con el pulmón partido.</strong></p> <p align="justify"><strong>Jesús se desvía, sigue andando, y ve un portal grandioso, iluminado, sostenido en columnas de rojo mármol con capiteles de bronce. Sube la escalera, que revisten densas alfombras y decoran nobles tapices de batallas y cacerías, y penetra en una antecámara de vastas proporciones, donde hacen la guardia criados de calzón corto y armaduras ecuestres auténticas. La antecámara da acceso a un saloncito sin muebles, alumbrado por centenares de globos eléctricos, y en el fondo del saloncito, bajo celajes de tul fino batidos como espuma, aparece un encantador Belén, un Nacimiento para niños millonarios, obra de arte más que de ingenua devoción. Al través de los campos y de los oteros imitados con musgo y piedra pómez, salpicados de palmeritas enanas, y de sicomoros gentiles y diminutos, se deslizan murmurando riachuelos naturales, que sin duda algún ingenioso mecanismo hidráulico hace correr. De los montes de piedra pómez, en cuyas cimas reluciente polvo blanco remeda la nieve, desciende el torrente Cedrón, y del césped verdadero de los jardines se lanzan y se pulverizan en el aire enhiestos surtidores. Un lago en miniatura refleja en su cristalino seno las torres de Jerusalén, el circuito de sus murallas, las cúpulas del templo y los apretados olivos del huerto de Getsemaní, que trepan por la ladera. Los mil pintorescos detalles de los nacimientos no faltan en éste, sólo que las figuras, perfectamente modeladas, son muñecos primorosos, y desde el grupo de pastores que se arrodilla como en éxtasis, hasta los Reyes Magos que, caballeros en sus dromedarios, asoman por una garganta salvaje, todo revela la mano del hábil escultor. El prodigio es la gruta; hecha de cristales de roca menudísimos y cristalizaciones de amatista, se irisa con múltiples cambiantes al herirlas la luz del foco eléctrico en forma de estrella, que, suspendido de un hilo de perlas, oscila a gran altura. Y en la gruta deslumbradora, entre un asno y un buey de plata cincelada, la Virgen, de oro, vela al Niño, de oro y esmalte también, con la cabecita de madreperla. Para ostentar dignamente aquel grupo, joya de la orfebrería florentina del Renacimiento, tal vez de Benvenuto Cellini aquellas efigies en que la riqueza de la materia compite con lo inestimable de la ejecución, se ha armado, sin género de duda, el Belén suntuoso, y han corrido los torrentes y las cascaditas bajo las palmeras y los olivos.</strong></p> <p align="justify"><strong>Lo extraño era que no hubiese nadie, nadie absolutamente, en el salón; nadie para admirar tal maravilla, nadie para acompañar al Niño Jesús de oro y piedras, a fin de que no helase en su gruta de cristalizaciones, entre los reflejos violáceos de amatista y los destellos multicolores de la diáfana roca... Y sin embargo, el palacio no debía de estar desierto, sino al contrario, lleno de gente: se notaba en la atmósfera esa vibración, esos efluvios tibios que solo produce el aliento de muchos hombres y mujeres reunidos para una fiesta. Del fondo de una galería llegaba a veces prolongado murmullo, las rotas cadencias de una música alada y sensual, el gorjeo de las risas. Jesús adelantó y se encontró en la galería, bello jardín de invierno, decorado por gigantescas plantas y árboles de remotos climas, gomeros y lantanas de enormes hojas, ciccas y pandanos de complicada estructura semejantes a pagodas y obeliscos de porcelana verde. Esparcidas por el jardín se veían las mesas donde cenaban alegres grupos, mujeres engalanadas, acribilladas de pedrería, hombres que ostentaban sobre la solapa de raso de su frac grana gardenias ya mustias por el calor. La orquesta de cuerda, oculta en un quiosco árabe que revestían floridas enredaderas, acompañaba suavemente el rumor de las conversaciones y de las carcajadas melodiosas, el ticliteo de las transparentes copas que el champaña orlaba de espuma, y el levísimo choque de los platos, que la destreza de los criados amortiguaba lo posible. Era una lujosa cena de Navidad. Jesús retrocedió, volvió al salón del Nacimiento, donde se vio otra vez en el establo, niño y solo. El roce de unos pasos sobre el pavimento de incrustaciones de madera se dejó oír, y una mujer, una jovencilla, de ojos azules, de blanco traje apenas escotado, penetró en el saloncito, fue derecha al Belén, y envió una tierna sonrisa al Niño, que contempló despacio con amor. Después, como el que tiene que ocultar una escapatoria, volvió precipitadamente a la galería, donde tal vez la echasen de menos. Era la hija del dueño de la casa. El Niño de oro ya no sentía tanto frío, y Jesús, extendió la mano, bendijo a la doncellita, la única que se acordaba del Misterio...</strong></p> <p align="justify"><strong>Salió del palacio sin volver atrás la vista, y alejóse del pueblo, de la gran ciudad corrompida y fangosa, como se había alejado del siniestro y sangriento campo de batalla. Un cambio repentino en la atmósfera presagiaba temporal; nubarrones densos y oscuros como plomo corrían por el cielo; ráfagas de cierzo glacial azotaban los árboles, y se oía el mugir pavoroso del mar rompiéndose contra los escollos. Jesús se encontró en una aldea de pescadores, mísero grupo de chozas, colgado a guisa de nido de gaviota en una escotadura de la costa salvaje. A pesar de la hora, bastante avanzada para gente que suele economizar luz, nadie duerme en la aldea.</strong></p> <p align="justify"><strong>Ábrense de golpe las puertas de las cabañas, y hombres y mujeres, provistos de faroles encendidos y de largas pértigas, de bicheros, de cestos y de sacos, se dirigen en tropel hacia la playa, despreciando el viento que les azota el rostro y la lluvia que empieza a caer sacudida por las rachas furiosas del huracán. Imponente aspecto el del Océano: olas gigantescas, con cresta de espuma, se encrespan descubriendo abismos, y el sulfuroso zigzag de un relámpago alumbra en el fondo de una sima a una embarcación que corre sin rumbo. Los ribereños alzan las luces, las hacen brillar, y el barco, que en ellas cree distinguir la salvación, el puerto amigo, maniobra hacia la costa, y, precipitándose, va a chocar contra el bajío donde se clava despedazado.</strong></p> <p align="justify"><strong>Los náufragos, que a la luz de otro relámpago habían podido verse sobre el puente, en actitud de terror y desesperación, se arrojan al agua, asidos a tablas, cogidos a cuerdas, montados sobre barriles; y luchando con las monstruosas olas, que los sacuden y zapatean contra el peñascal, nadan desesperadamente para alcanzar la playa, en que brillan y corren las luces, en que ven agitarse seres humanos. Y entonces se verifica algo espantoso: los que en la playa esperan a los náufragos, al verlos llegar moribundos, con las pértigas, con los bicheros, con remos, con palos, con cuchillos, los rechazan hacia el agua otra vez; pero antes los despojan de la cintura de cuero en que salvaban oro y papeles de la cartera que se ataron bajo el sobaco al comprender el peligro, de la ropa, de cuanto poseen; y por si las olas tardasen en hacer su oficio, aturden a los infelices de un golpe en la cabeza, y así los arrojan al piélago, inertes ya. Y danzando de júbilo, gruñendo como canes por el reparto del botín, esperan la madrugada al pie de los escollos, para recoger los despojos del buque que el mar escupiría bien pronto, aprovecharse de la feliz albana y celebrar después con grosero y copioso banquete el día de la Natividad del Señor...</strong></p> <p align="justify"><strong>El Redentor ha huido de la playa, sus ojos están nublados, su alma triste hasta la muerte, según estaba cuando sudó sangre en Getsemaní. Y su corazón, abrasado de caridad como nunca, insaciable en amar a los hombres, siente las espinas de la corona que se le clavan, agudas e invisibles. ¡Para esta raza había nacido en el establo y había muerto en la cruz!</strong></p> <p align="justify"><strong>Entrando en una de las cabañas que los pescadores dejaron desiertas al salir a su horrible pesca de náufragos, divisa, en un rincón cerca del fuego, un niño arrodillado. Al verse tan solo, el rapaz ha tenido miedo, se ha acercado al hogar buscando abrigo, y reza buscando amparo y protección. Jesús le coge en brazos, le besa, le acuesta, le pone la mano en los ojos y le deja tranquilamente dormido, soñando con los ángeles. Y al ascender otra vez al cielo, se lleva Jesús en el hueco de la mano cuatro perlas: las lágrimas de una madre que buscaba a su hijo en el campo de batalla; el orar de un hombre que pide le sea perdonado un agravio; la sonrisa de una doncella, y la oración de un inocente.</strong></p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-12817069036047130132011-12-10T00:01:00.000+01:002011-12-12T00:02:31.989+01:00Especial historias de Navidad (III) – Cuento de nochebuena<p align="justify">El hermano Longinos de Santa María era la perla del convento. Perla es decir poco, para el caso; era un estuche, una riqueza, un algo incomparable e inencontrable: lo mismo ayudaba al docto fray Benito en sus copias, distinguiéndose en ornar de mayúsculas los manuscritos, como en la cocina hacía exhalar suaves olores a la fritanga permitida después del tiempo de ayuno; así servía de sacristán, como cultivaba las legumbres del huerto; y en maitines o vísperas, su hermosa voz de <i>sochantre</i> resonaba armoniosamente bajo la techumbre de la capilla. Mas su mayor mérito consistía en su maravilloso don musical; en sus manos, en sus ilustres manos de organista. Ninguno entre toda la comunidad conocía como él aquel sonoro instrumento del cual hacía brotar las notas como bandadas de aves melodiosas; ninguno como él acompañaba, como poseído por un celestial espíritu, las prosas y los himnos, y las voces sagradas del canto llano. Su eminencia el cardenal —que había visitado el convento en un día inolvidable— había bendecido al hermano, primero, abrazádole enseguida, y por último díchole una elogiosa frase latina, después de oírle tocar. Todo lo que en el hermano Longinos resaltaba, estaba iluminado por la más amable sencillez y por la más inocente alegría. Cuando estaba en alguna labor, tenía siempre un himno en los labios, como sus hermanos los pájaritos de Dios. Y cuando volvía, con su alforja llena de limosnas, taloneando a la borrica, sudoroso bajo el sol, en su cara se veía un tan dulce resplandor de jovialidad, que los campesinos salían a las puertas de sus casas, saludándole, llamándole hacia ellos: "¡Eh!, venid acá, hermano Longinos, y tomaréis un buen vaso..." Su cara la podéis ver en una tabla que se conserva en la abadía; bajo una frente noble dos ojos humildes y oscuros, la nariz un tantico levantada, en una ingenua expresión de picardía infantil, y en la boca entreabierta, la más bondadosa de las sonrisas.</p> <p align="justify">Avino, pues, que un día de navidad, Longinos fuese a la próxima aldea...; pero ¿no os he dicho nada del convento? El cual estaba situado cerca de una aldea de labradores, no muy distante de una vasta floresta, en donde, antes de la fundación del monasterio, había cenáculos de hechiceros, reuniones de hadas, y de silfos, y otras tantas cosas que favorece el poder del Bajísimo, de quien Dios nos guarde. Los vientos del cielo llevaban desde el santo edificio monacal, en la quietud de las noches o en los serenos crepúsculos, ecos misteriosos, grandes temblores sonoros..., era el órgano de Longinos que acompañando la voz de sus hermanos en Cristo, lanzaba sus clamores benditos. Fue, pues, en un día de navidad, y en la aldea, cuando el buen hermano se dio una palmada en la frente y exclamó, lleno de susto, impulsando a su caballería paciente y filosófica:</p> <p align="justify">—¡Desgraciado de mí! ¡Si mereceré triplicar los cilicios y ponerme por toda la viada a pan y agua! ¡Cómo estarán aguardándome en el monasterio!</p> <p align="justify">Era ya entrada la noche, y el religioso, después de santiguarse, se encaminó por la vía de su convento. Las sombras invadieron la Tierra. No se veía ya el villorrio; y la montaña, negra en medio de la noche, se veía semejante a una titánica fortaleza en que habitasen gigantes y demonios.</p> <p align="justify">Y fue el caso que Longinos, anda que te anda, <i>pater</i> y <i>ave</i> tras<i> pater</i> y <i>ave</i>, advirtió con sorpresa que la senda que seguía la pollina, no era la misma de siempre. Con lágrimas en los ojos alzó éstos al cielo, pidiéndole misericordia al Todopoderoso, cuando percibió en la oscuridad del firmamento una hermosa estrella, una hermosa estrella de color de oro, que caminaba junto con él, enviando a la tierra un delicado chorro de luz que servía de guía y de antorcha. Diole gracias al Señor por aquella maravilla, y a poco trecho, como en otro tiempo la del profeta Balaam, su cabalgadura se resistió a seguir adelante, y le dijo con clara voz de hombre mortal: 'Considérate feliz, hermano Longinos, pues por tus virtudes has sido señalado para un premio portentoso.' No bien había acabado de oír esto, cuando sintió un ruido, y una oleada de exquisitos aromas. Y vio venir por el mismo camino que él seguía, y guiados por la estrella que él acababa de admirar, a tres señores espléndidamente ataviados. Todos tres tenían porte e insignias reales. El delantero era rubio como el ángel Azrael; su cabellera larga se esparcía sobre sus hombros, bajo una mitra de oro constelada de piedras preciosas; su barba entretejida con perlas e hilos de oro resplandecía sobre su pecho; iba cubierto con un manto en donde estaban bordados, de riquísima manera, aves peregrinas y signos del zodiaco. Era el rey Gaspar, caballero en un bello caballo blanco. El otro, de cabellera negra, ojos también negros y profundamente brillantes, rostro semejante a los que se ven en los bajos relieves asirios, ceñía su frente con una magnífica diadema, vestía vestidos de incalculable precio, era un tanto viejo, y hubiérase dicho de él, con sólo mirarle, ser el monarca de un país misterioso y opulento, del centro de la tierra de Asia. Era el rey Baltasar y llevaba un collar de gemas cabalístico que terminaba en un sol de fuegos de diamantes. Iba sobre un camello caparazonado y adornado al modo de Oriente. El tercero era de rostro negro y miraba con singular aire de majestad; formábanle un resplandor los rubíes y esmeraldas de su turbante. Como el más soberbio príncipe de un cuento, iba en una labrada silla de marfil y oro sobre un elefante. Era el rey Melchor. Pasaron sus majestades y tras el elefante del rey Melchor, con un no usado trotecito, la borrica del hermano Longinos, quien, lleno de mística complacencia, desgranaba las cuentas de su largo rosario.</p> <p align="justify">Y sucedió que —tal como en los días del cruel Herodes— los tres coronados magos, guiados por la estrella divina, llegaron a un pesebre, en donde, como lo pintan los pintores, estaba la reina María, el santo señor José y el Dios recién nacido. Y cerca, la mula y el buey, que entibian con el calor sano de su aliento el aire frío de la noche. Baltasar, postrado, descorrió junto al niño un saco de perlas y de piedras preciosas y de polvo de oro; Gaspar en jarras doradas ofreció los más raros ungüentos; Melchor hizo su ofrenda de incienso, de marfiles y de diamantes...</p> <p align="justify">Entonces, desde el fondo de su corazón, Longinos, el buen hermano Longinos, dijo al niño que sonreía:</p> <p align="justify">—Señor, yo soy un pobre siervo tuyo que en su covento te sirve como puede. ¿Qué te voy a ofrecer yo, triste de mí? ¿Qué riquezas tengo, qué perfumes, qué perlas y qué diamantes? Toma, señor, mis lágrimas y mis oraciones, que es todo lo que puedo ofrendarte.</p> <p align="justify">Y he aquí que los reyes de Oriente vieron brotar de los labios de Longinos las rosas de sus oraciones, cuyo olor superaba a todos los ungüentos y resinas; y caer de sus ojos copiosísimas lágrimas que se convertían en los más radiosos diamantes por obra de la superior magia del amor y de la fe; todo esto en tanto que se oía el eco de un coro de pastores en la tierra y la melodía de un coro de ángeles sobre el techo del pesebre.</p> <p align="justify">Entre tanto, en el convento había la mayor desolación. Era llegada la hora del oficio. La nave de la capilla estaba iluminada por las llamas de los cirios. El abad estaba en su sitial, afligido, con su capa de ceremonia. Los frailes, la comunidad entera, se miraban con sorprendida tristeza. ¿Qué desgracia habrá acontecido al buen hermano?</p> <p align="justify">¿Por qué no ha vuelto de la aldea? Y es ya la hora del oficio, y todos están en su puesto, menos quien es gloria de su monasterio, el sencillo y sublime organista... ¿Quién se atreve a ocupar su lugar? Nadie. Ninguno sabe los secretos del teclado, ninguno tiene el don armonioso de Longinos. Y como ordena el prior que se proceda a la ceremonia, sin música, todos empiezan el canto dirigiéndose a Dios llenos de una vaga tristeza... De repente, en los momentos del himno, en que el órgano debía resonar... resonó, resonó como nunca; sus bajos eran sagrados truenos; sus trompetas, excelsas voces; sus tubos todos estaban como animados por una vida incomprensible y celestial. Los monjes cantaron, cantaron, llenos del fuego del milagro; y aquella Noche Buena, los campesinos oyeron que el viento llevaba desconocidas armonías del órgano conventual, de aquel órgano que parecía tocado por manos angélicas como las delicadas y puras de la gloriosa Cecilia...</p> <p align="justify">El hermano Longinos de Santa María entregó su alma a Dios poco tiempo después; murió en olor de santidad. Su cuerpo se conserva aún incorrupto, enterrado bajo el coro de la capilla, en una tumba especial, labrada en mármol.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-14971369320014472332011-12-05T23:58:00.000+01:002011-12-12T00:00:44.212+01:00Especial historias de Navidad – La noche de Navidad<p align="justify">El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana les obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.</p> <p align="justify">-- ¿Qué haremos?</p> <p align="justify">-- Nada, ¿qué podemos hacer?</p> <p align="justify">-- ¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!</p> <p align="justify">La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.</p> <p align="justify">-- Ya se me ocurrirá algo --dijo el padre.</p> <p align="justify">-- ¿Qué...? --preguntó el niño.</p> <p align="justify">El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neyorquinos, el niño despertó y dijo:</p> <p align="justify">-- Quiero mirar por el ojo de buey.</p> <p align="justify">-- Todavía no --dijo el padre--. Más tarde.</p> <p align="justify">-- Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.</p> <p align="justify">-- Espera un poco --dijo el padre.</p> <p align="justify">El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.</p> <p align="justify">-- Hijo mío --dijo--, dentro de medía hora será Navidad.</p> <p align="justify">La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.</p> <p align="justify">-- Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometisteis.</p> <p align="justify">-- Sí, sí. todo eso y mucho más --dijo el padre.</p> <p align="justify">-- Pero... --empezó a decir la madre.</p> <p align="justify">-- Sí --dijo el padre--. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.</p> <p align="justify">Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.</p> <p align="justify">-- Ya es casi la hora.</p> <p align="justify">-- ¿Puedo tener un reloj? --preguntó el niño.</p> <p align="justify">Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.</p> <p align="justify">-- ¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?</p> <p align="justify">-- Ven, vamos a verlo --dijo el padre, y tomó al niño de la mano.</p> <p align="justify">Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.</p> <p align="justify">-- No entiendo.</p> <p align="justify">-- Ya lo entenderás --dijo el padre--. Hemos llegado.</p> <p align="justify">Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.</p> <p align="justify">-- Entra, hijo.</p> <p align="justify">-- Está oscuro.</p> <p align="justify">-- No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.</p> <p align="justify"><img border="0" align="right" src="http://www.navidadlatina.com/cuentosypoesias/Cuento2.jpg" width="137" height="171" />Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. el niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.</p> <p align="justify">-- Feliz Navidad, hijo --dijo el padre.</p> <p align="justify">Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-10593976395991461342011-12-01T23:54:00.000+01:002011-12-11T23:58:04.593+01:00Especial historias de Navidad I (Navidad)<p><b>De Navidad</b></p> <p align="justify"><b><img border="0" align="right" src="http://www.navidadlatina.com/cuentosypoesias/pesebre1.gif" width="235" height="229" /></b>Este cuento pasa en el siglo XVI en una de esas ciudades de Italia que gobernaba un tirano. Llamémosla a la ciudad, si queréis, Montenero, y a su tirano, Orso Amadei.</p> <p align="justify">Orso era un hombre de su época, feroz, desalmado, disimulado en el rencor, implacable en la venganza. Valiente en el combate, magnífico en sus larguezas y exquisito en sus aficiones artísticas, como los Médicis, festejaba en su palacio a pintores y poetas y recibía en su cámara privada a los sospechosos alquimistas de entonces, que si no consiguieron fabricar oro, no ignoraban la fórmula de destilar activos venenos.</p> <p align="justify">Cuando a Orso le estorbaba un señor, le atraía, jurábale amistad, comulgaba con él -¡horrible sacrilegio!- de la misma hostia, le sentaba a su mesa..., y en mitad del banquete el convidado se levantaba con los ojos extraviados y espumeante la boca, volvía a caer retorciéndose..., mientras el anfitrión, con hipócrita solicitud, le palpaba para asegurarse de que el hielo de la muerte corría ya por sus venas.</p> <p align="justify">Con los villanos no gastaba Orso tantas ceremonias: los derrengaba a palos, o los dejaba consumirse de hambre en un calabozo.</p> <p align="justify">Orso era viudo dos veces: a su primera mujer la había despachado de una puñalada, por celos; a la segunda, la única que amó, se la mató en venganza Landolfo dei Fiori, hermano de la primera. Ésta no había dejado hijos: la segunda, sí: una hembra y dos varones. Perecieron los varones en un oscuro lance militar, una emboscada que tal vez preparó el mismo Landolfo, y quedó la niña Lucía para continuar la maldita familia de Amadei.</p> <p align="justify">Discurría ya su padre el príncipe con quién desposarla, cuando Lucía declaró que deseaba tomar el velo. Orso se desesperó, porque a su manera, adoraba a aquel último retoño de su raza; mas no hubo remedio; la voluntad de Lucía se impuso, y la niña entró en un monasterio de la Orden de Santo Domingo, en que había florecido Catalina, llamada Eufrosina, a quien el mundo venera hoy con el nombre de Santa Catalina de Siena.</p> <p align="justify">La tierna juventud, la cándida belleza y la ilustre cuna de la hija del tirano aumentaron el asombro de su penitencia. En un siglo ya pagano renovó las duras penitencias de edades más fervorosas.</p> <p align="justify">Su alimento era un puñado de hierbas cocidas; su cama, dos quilmas sin paja; su ropa interior, un burdo tejido de Cilicia que llagaba la delicada piel; y cuando se levantaba para orar, en las noches de enero, después de tomar una hora de descanso sobre las losas húmedas, que quebrantaban sus huesos todos, apenas podía sostenerse de debilidad y las palabras del rezo se confundían en su boca.</p> <p align="justify">Porque Lucía, hija al fin de los Amadei, no había nacido para la mortificación y el dolor, sino para agotar las alegrías de la vida, para recrearse en el grato sonido del bandolín, en el armonioso ritmo de las estancias de los poetas, en la magia del color, en la dulce y misteriosa calma de los jardines, donde sonreía la eterna hermosura de las estatuas griegas y sólo el peso de ajenas culpas y el anhelo de la expiación la habían arrojado palpitante de angustia y de terror al pie de los altares, donde a cada minuto recordaba involuntariamente el mundo y sus goces.</p> <p align="justify">Como Catalina de Siena, más de una vez se vio asaltada por tentaciones impuras y por imágenes engañadoras y burlonas; pero abrazada a la cruz, resistió heroicamente; lloró, se hirió las carnes y, al fin, conoció la victoria en la paz que descendía a su espíritu. Arrobos y dulzuras inexplicables sucedieron a los desfallecimientos, y Lucía se sintió consolada.</p> <p align="justify">Llegó Navidad, aniversario de su profesión. Vino la Nochebuena acompañada de mucha nieve; pero cuanto más espeso era el sudario que cubría el huerto del convento, más calor notaba Lucía en su celda solitaria; una ilusión singular le mostraba, al través de los emplomados vidrios, que en lugar de copos de nieve llovían sobre las ramas de los árboles y sobre la dura tierra millares de azucenas nítidas, finas como plumas arrancadas del ala de los ángeles.</p> <p align="justify">Sembrado de azucenas estaba todo, y la blancura del jardín despedía una claridad que alumbraba la celda con rayos de luna, más vivos y lucientes que la misma plata. De pronto, envuelto en olas de luz apacible, Lucía vio a un precioso Niño: una criatura que sonreía, que tendía los bracitos, y a quien la monja recibió enajenada en ellos.</p> <p align="justify">-Esta noche -dijo el Niño amorosamente- he querido favorecerte, Lucía, y en vez de nacer en el pesebre, naceré en la celda donde tantas veces me has invocado.</p> <p align="justify">Lucía permaneció algunos instantes fuera de sí: el favor era extraordinario y, en su humildad, no se creía digna de él. Apenas pudo recobrarse, juntó las manos y se postró implorando al Niño.</p> <p align="justify">-Si quieres que sea dichosa tu sierva, Niño, mi Niño del alma..., concédeme lo que voy a pedirte. ¡Ah!, es cosa grande y difícil; pero si Tú no puedes realizar imposibles, ¿quién los realizará? Acuérdate de lo que he luchado, acuérdate de mis sufrimientos..., y en vez de nacer aquí, dígnate nacer en otro lugar oscuro, horrible, desolado...: el corazón de mi padre, Orso Amadei.</p> <p align="justify">Halagando el Niño con sus manecitas el rostro de la penitente, la miró lleno de tristeza.</p> <p align="justify">-¿Sabes lo que pides, Lucía? ¿Sabes que ese corazón donde pretendes que yo nazca es más duro que la piedra, más sangriento que el cadalso, más fétido que el sepulcro? ¿Sabes que para entrar allí tendré que apartar con mi cuerpo desnudo los espinos y los abrojos y las ponzoñosas hierbas, y sentir cómo se enroscan en mi cuello las víboras y cómo trepan por mis piernas los fríos reptiles? ¡Yo he sabido morir del modo más afrentoso; pero al tratarse de nacer, busqué dulzura y amor; nací entre sencillos pastores, no entre lobos carniceros! En fin, Lucía, ya que has combatido por mí, no he de negarte lo que deseas... ¡Esta noche, mi establo de Belén será el corazón de fiera de tu padre!</p> <p align="justify">Al oír la promesa del Niño, Lucía experimentó tan súbito gozo, que no lo pudo resistir. Cayó inerte sobre las losas. La luz, la visión, el perfume de las azucenas, todo desapareció, y al través de los emplomados vidrios sólo se vio el huerto amortajado de nieve.</p> <p align="justify">A aquella misma hora, Orso Amadei celebraba un festín en su palacio; mejor que festín hay que decir orgía. No era una cena donde los dichos agudos y las alegres historietas hiciesen volar las horas, y en que la presencia de las damas, incitando a la galantería, contuviese a la brutalidad. De estas cenas había dado muchas Orso; pero también gustaba de otras más desenfrenadas, a que sólo asistían sus capitanes semibandidos, sus bufones y sus familiares, gente cínica y perversa.</p> <p align="justify">Si se mezclaba con ellos alguna mujer, era la infeliz juglaresa sorprendida en la plaza pública, y que, después de servir de ludibrio a los convidados, aparecía al día siguiente con el cuerpo acardenalado, medio muerta, arrojada en cualquier callejuela de la ciudad. Aquella noche, Ridolfi, uno de los capitanes de Orso, había anunciado mejor presa: justamente acababa de cazar a una joven muy linda, ¡peor para ella si andaba a tales horas por la calle! Alborotáronse los bebedores; Orso, riendo a carcajadas, ordenó que trajesen a la jovencita, que entró, empujada por los soldados, temblorosa, desgreñado el rubio pelo, y los hombres se engrieron al verla, porque era en verdad soberanamente hermosa.</p> <p align="justify">Orso clavó en ella sus ojos impúdicos; tendió la mano, apartó los rizos de oro..., y asombrado se echó atrás; en la niña desvalida, dispuesta allí para ultrajarla, veía el rostro de su hija Lucía, las mismas facciones, las mejillas, la frente, sonrojada de vergüenza.</p> <p align="justify">-Soltad a esa mujer -gritó Orso-. Que la acompañen a su casa con el mayor respeto. Que nadie le haga daño... ¡Ay del que toque un cabello de su cabeza! Que se la trate como a mi persona...</p> <p align="justify">Los beodos, atónitos, obedecieron sin comprender. Continuó el festín; pero Orso, preocupado y sombrío, no apuraba la copa. Deseoso Ridolfi de animarle, hizo una seña, entendida al vuelo, y pocos minutos después, un preso moribundo de hambre fue traído a la sala del banquete. Solían divertirse en sacar de su mazmorra a uno de éstos, a quienes desde días antes privaban de alimento; sentarle a la mesa, ofrecerle algún exquisito manjar, y cuando iba a engullirlo, sollozando y aullando de contento, se lo quitaban de la boca y le vertían en ella la ardiente cera de los hachones que alumbraban la orgía.</p> <p align="justify">El preso era joven, y Orso, bromeando, le tendió un plato de asado, humeante, y una copa de «Lácrima»; mas al verle de cerca, profirió una imprecación. Los ojos que le fijaban con doloroso reproche desde aquella extenuada faz de mártir, la boca que le daba las gracias, eran la boca y los ojos de Lucía, su propia mirada, que el padre no podía desconocer, mirada de reflejo cariñoso, luz del alma que busca otra luz igual.</p> <p align="justify">-Que suelten a éste -mandó Orso-. Antes, dadle bien de comer cuanto desee. Y regaladle dos jarros de oro, y vino a discreción... Que se le trate como a mi persona... ¿Lo oís? ¡Cómo a mi persona!</p> <p align="justify">Ridolfi, gruñendo, cumplió la orden. Casi al punto mismo en que salía el preso, se presentó en la sala del festín una mujer vieja, con un chiquitín en brazos.</p> <p align="justify">-Piedad, gran señor -exclamaba-, piedad de la criatura que aquí ves. Este pequeño es el hijo de tu cuñado Landolfo dei Fiori, a quien aborreces, y unos soldados, por orden tuya, según dicen, le quieren estrellar contra el muro. Tú no puedes haber dado tan cruel orden, y yo le pongo bajo tu amparo.</p> <p align="justify">Al nombre odiado de Landolfo, Orso se estremeció de furor, y desnudando el puñal, iba a atravesar la garganta del pequeño...; pero éste, apacible, le sonreía, y su sonrisa era la sonrisa encantadora, inolvidable, de Lucía cuando su padre la acariciaba, en los días de la niñez.</p> <p align="justify">Orso, vencido, cayó de rodillas, y golpeándose el pecho empezó a acusarse en voz alta de sus pecados; porque Jesús, fiel a su promesa, acababa de nacer en aquel corazón más oscuro que el abismo infernal.</p> <p align="justify">A la mañana siguiente, Orso recibió la noticia de que su hija había expirado a las doce en punto de la noche.</p> <p align="justify">El tirano se ató una soga al cuello, recorrió descalzo las calles de la ciudad, pidiendo perdón a los habitantes, y, apoyado en un bastón, se alejó lentamente. Nunca se volvió a saber de él. ¡Dichosos aquellos en cuyo corazón nace el Niño!</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-75614516642219444322011-11-30T00:39:00.000+01:002011-11-30T00:39:00.684+01:00Muerte por microondas<p align="justify">Claudia una joven estudiante de medicina dedicaba mas tiempo a su vida social que a los estudios, motivo por el cual su madre le prohibió acudir ese jueves por la noche a un fiesta de su universidad a la que ella sabía que acudiría Pedro, el chico de la que estaba enamorada. Sin embargo eso para Claudia no fue un problema pues sabía que su madre, que trabajaba en el hospital, tenía turno de noche y nunca notaría su ausencia si se escapaba. <br />Poco le importó dejar a su hermana de seis añitos sola en casa, al fin y al cabo ya estaba dormida hacía varias horas y sólo iría a tomarse un par de copas. <br />En la fiesta corrieron ríos de alcohol y entre copa y copa Claudia se fue acercando cada vez más al chico que le gustaba. Totalmente borrachos ambos, comenzaron los jugueteos, los besos y casi sin darse cuenta acabaron en la casa del chico. <br />Claudia se despertó en la cama de Pedro cuando eran casi las siete de la mañana, sabía que su madre acababa su turno a las ocho y que si no se daba prisa se daría cuenta de que no había pasado la noche en casa y había desobedecido sus órdenes. <br />Salió corriendo y llegó tan sólo media hora antes de la hora que solía llegar su madre. Vistió rápidamente a su hermanita y le pidió por favor que no comentara nada a mamá, le prometió que esa misma tarde la llevaría a comer un helado si no contaba nada. <br />Apurada y sin pensarlo mucho se metió en la ducha para quitarse el olor a tabaco y alcohol que se había impregnado en su cuerpo tras una noche de borrachera. Tenía un dolor de cabeza brutal provocado por la resaca pero no podía evitar una estúpida sonrisa pensando en el chico que tanto le había costado conseguir. <br />Cuando salió de la ducha con el pelo totalmente mojado recordó que su viejo secador estaba estropeado ¿Cómo podría justificar a su madre que tenía el pelo mojado todavía? <br />Confusa, asustada y todavía medio borracha pensó que la única solución era secarse el pelo en el microondas, usando un palillo forzó el mecanismo de cerrado de la puerta consiguiendo engañar al aparato eléctrico para que funcionara con la puerta abierta. El resultado fue casi inmediato y su pelo quedó seco en cuestión de segundos.</p> <p align="justify">Por suerte para ella su madre llegó tan cansada del trabajo que ni se dio cuenta de la escapada de su hija mayor la noche anterior.</p> <p align="justify">Claudia con un sonrisa salió de casa rumbo a la universidad, sabía que su plan había funcionado. Estaba feliz por su éxito y sobretodo por su conquista, el chico más guapo de clase al fin era suyo. Lo único que enturbiaba su victoria era ese molesto dolor de cabeza, a pesar de haberse tomado dos aspirinas parecía que no solamente no quería desaparecer si no que además iba cada vez a mas. <br />Al llegar a la universidad su cara parecía la de un cadáver debido a la falta de sueño, la resaca y el dolor de cabeza. Y entonces fue cuando nada mas entrar en clase se derrumbó, los profesores y sus compañeros acudieron de inmediato a ayudarla, pero ya nada se podía hacer: <br />¡¡¡ Estaba muerta!!! <br />Al hacerle una autopsia quedaron horrorizados… <br />¡¡¡ Tenía el cerebro totalmente quemado y convertido en un viscosa pasta !!!</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-56880315024231693082011-11-28T00:38:00.000+01:002011-11-28T00:38:00.227+01:00Los niños del ferrocarril<p align="justify">Cuenta la leyenda que un autobús escolar se detuvo sobre las vías del tren en un paso a nivel, su conductor estaba tan borracho que no se dio cuenta de donde había aparcado mientras bajaba a orinar. Por desgracia a los pocos segundos un tren de mercancías que circulaba a gran velocidad chocó contra el bus matando a todos los niños que había dentro, los pobres angelitos casi ni se dieron cuenta. Se dice que desde entonces sus almas sin descanso penan en ese mismo punto deseando cobrarse la vida de quien les dejó a su suerte por influjo del alcohol. <br />Cualquiera que se detenga por la noche en el paso a nivel del tren con la luz en rojo sufrirá su ira ya que decenas de pequeñas manos invisibles empujaran su coche hacia la vías, donde serán aplastados por el tren.</p> <p align="justify">Los más afortunados podrán acelerar su vehículo y escapar a tiempo, pero los espíritus de los infantes impedirán a cualquiera que haya bebido o esté borracho escapar con vida. Según los testimonios de los pocos supervivientes a veces cuando los cristales de los coches están empañados se pueden ver sus manitas apoyándose en el cristal mientras te empujan a tu muerte. Otros dicen haber escuchado las voces y lamentos de los niños mientras permanecen en el sitio.</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8157802533072575723.post-38603442558876932322011-11-26T00:37:00.000+01:002011-11-26T00:37:00.247+01:00La niña de las monedas<p align="justify">Existe una antigua casa del centro de las ciudad que se dice está encantada y cuentan que en ella hace mucho tiempo vivía una familia acomodada que tenía una hija pequeña y varias criadas a su servicio. <br />Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba la habitaciones, un enorme, largo y oscuro corredor lleno de cuadros y enlosado. <br />Al final del pasillo la niña vio lo que parecía un niño de su edad levantando una de las losetas y metiendo algo dentro de un hueco en el suelo. La niña no podía creerlo, lo que vió relucir en la mano del muchacho al pasar por la tenue luz que entraba por la ventana eran monedas de oro. <br />Cuando el niño se fue salió y se dirigió hacia allí; entonces apareció una de las criadas con una vela enorme que también había visto lo que había pasado y quería sacar partido. <br />Decidieron que no dirían nada a nadie, todas las noches se acercarían y con la ayuda de la luz de la vela levantarían la loseta y sacarían las monedas hasta acabarlas. Cada noche, la niña, que por su tamaño cabía dentro, se metía por el hueco bajo la loseta e iba dando monedas a la criada, quien las iba guardando en un enorme saco. Las noches pasaban y aquel tesoro parecía no acabarse nunca. Cada noche que pasaba la vela iba consumiéndose más y más, pero las monedas seguían saliendo a pares y no querían dejarse ninguna. <br />Una noche en medio de su labor la vela comenzó a parpadear haciendo amagos de apagarse, la criada le dijo a la niña que saliera del hueco, que ya tenían dinero de sobra. La niña le hizo caso y abandonó el escondrijo, pero en el último momento una moneda cayó del saco al hueco y, en un acto de avaricia y sin pensárselo siquiera, la muchacha se metió de nuevo en el hueco. La criada intentó agarrarla pero no pudo, mientras le gritaba que por favor saliera de allí y dejara la moneda, pero en medio de ese griterío la vela terminó de apagarse. En el momento justo en que el último rayo de luz salió de la vela la loseta se cerró ante los ojos de la criada dejando a la niña dentro, fue imposible volverla a abrir nunca mas. <br />La criada decidió no decir nada a nadie, los padres dieron a la niña por desaparecida y el tema se fue olvidando con el tiempo. Pero aún en la actualidad dentro de esa casa se siguen oyendo por las noches los gritos de auxilio de la niña que repiten noche tras noche en el pasillo "Por favor...socorro...sacadme de aquí...". Incluso la policía ha acudido multitud de veces ante la llamada de los vecinos que oían voces pidiendo ayuda, pero al llegar al viejo caserón lo único que siempre han encontrado es una vela vieja y consumida puesta justo en el centro de una loseta...</p> Edreyahttp://www.blogger.com/profile/18189273281161842444noreply@blogger.com0