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.Esa extraña voz en la radio.



Esta historia que voy a contarles me sucedió a mí personalmente, hace ya unos años. Todo es real, todo lo que cuento pasó realmente… Ya es cosa de ustedes si me creen o no.

En aquella época, yo tenía algunos problemas de insomnio. Me costaba dormir por las noches, coger el sueño sobre todo. Me despertaba en mitad de la madrugada y ya no podía volver a dormirme. Si alguno de ustedes ha pasado por eso, me entenderá. Es una sensación de impotencia total, el querer dormirte para descansar y no poder, dar vueltas y vueltas en la cama…

Ante ese panorama, decidí que a lo mejor, escuchando algún aburrido programa de radio, podría conciliar el sueño de una vez por todas. Así que cada noche me acostaba con mi pequeño transistor, sin ni siquiera auriculares, colocando el aparato justo al lado de mi cabeza, en la almohada. Escuchaba programas diversos, de deportes, de humor, de debate…

El caso es que al final, en vez de aburrirme, me divertía con aquellos programas, les fui cogiendo gusto. Mi problema de sueño seguía, y aunque ahora estaba algo más entretenido por las noches, no podía seguir sin dormir, porque el cansancio acumulado ya empezaba a afectarme gravemente en mis estudios e incluso en las relaciones con mis amigos y familiares. Así que decidí pasar de esos entretenidos programas, y busqué algo más tranquilo, algo relajante, que de verdad me diera ganas de dormir. Y lo encontré…

En una emisora que no se cogía del todo bien, con algo de ruido, encontré un programa que empezaba a medianoche, un programa algo extraño… Se basaba en poner músicas relajantes, con sonidos de la naturaleza, acompañadas de cuando en cuando por una voz, una voz de mujer muy atrayente, que contaba historias como si fuese una madre que quiere dormir a su hijo. No sé cómo, pero al poco de escuchar ese programa, yo ya estaba dormido como un tronco. Al día siguiente igual, y al otro, y al otro. Por fin había encontrado mi terapia ideal para conciliar el sueño. Las tranquilas melodías que sonaban en aquel programa y aquella voz tan melosa y adormecedora me servía de arrullo para dormir cada noche a pierna suelta.

No recuerdo exactamente cuanto llevaba escuchando el programa. Lo que si recuerdo es que era una noche de Domingo. Al día siguiente tenía un examen a primera hora, e intenté acostarme temprano para estar lo más despierto posible.

Sin embargo, llegó la medianoche, y seguía dando vueltas en la cama, así que decidí poner la radio y escuchar aquel programa, seguro de que con su ayuda conseguiría caer en los brazos de Morfeo. Como tenía la emisora ya cogida de los días anteriores, solo tuve que encender la radio para escuchar aquella voz tan enigmática e intrigante. Seguía siendo la misma, pero hoy tenía un matiz diferente. Como más oscuro… La música, igualmente, parecía sacada de una película de terror.

La historia que contaba aquella voz no era ni por asomo parecida a las otras. Era algo mucho más pesado, siniestro y desquiciante, la historia de una mujer que se volvía loca y comenzaba a matar a todos los que se lo ponían por delante. La voz iba mimetizándose con la historia, hasta tomar un tono también de cierta locura, que me provocaba inquietud, y la música no ayudaba demasiado a que pudiese dormirme. Esta empezando a asustarme de verdad, por lo que decidí apagar la radio. Pero justo cuando iba a hacerlo, la voz gritó, de forma escalofriante.

- ¡¡NOO!! No lo hagas. No apagues la radio. Ahora no…

Aquello me dejó helado. Era absurdo, pero parecía que aquella voz se refería a mí… que me estaba hablando directamente a mí. Y me pedía que no apagase la radio…

- Te he acompañado muchas noches. He sido como una madre para ti. Te he arropado, te he cantado y contado cuentos para que te durmieras feliz. Ahora no puedes terminar con esto así… Debes acabar de escuchar la historia.

Estaba paralizado por el terror. Ahora ya no había dudas, aquella voz me estaba hablando a mí. No sabía que hacer, y aunque lo hubiese sabido, seguramente no habría podido hacer nada. Estaba totalmente congelado de puro miedo.

- ¿Acaso no te gusta la historia de hoy? Es una historia diferente, sí, algo más… oscura. Pero es muy bonita, en el fondo. Y tiene un final feliz. Al final, la mujer se queda libre y tranquila, después de haber acabado con todos los que le hicieron daño alguna vez… Fue juzgada y murió después de una larga condena en la cárcel. Pero murió tranquila y satisfecha. Y lo sé porque aquella mujer soy yo.

No lo podía creer. Si aquello era cierto, ¿había estado escuchando la voz de una asesina durante todo ese tiempo? ¿La voz de una muerta? ¿Qué quería ahora de mí?

- Eres el único que nos escucha todos los días. Siempre estás ahí. Y te lo queremos agradecer… Queremos hacerte una visita, una visita amistosa… Y proponerte que tú también te unas a este programa… que te vengas aquí a hablar conmigo, para que podamos conocernos, y tu puedas ser el nuevo locutor del programa…

Aquello me sobrepasaba. Estaba sudando y casi no podía ni respirar. ¿Aquella supuesta voz era la de una asesina que había muerto, y ahora quería llevarme a mí con ella? No sé cómo encontré el valor suficiente para agarrar el pequeño transistor y lanzarlo contra la pared, donde se estrelló y se hizo añicos. En ese momento todo cesó. La voz, la música… Todo estaba en calma.

Pero aquella noche no pude dormir, ni a la siguiente, ni a la otra. Solo con el tiempo he conseguido volver a conciliar el sueño de una manera más o menos normal. Pero desde entonces no he podido volver a escuchar la radio. Le tengo auténtico pánico.

Y aún hoy, años después de aquello, todavía me parece escuchar esa misteriosa voz, como de lejos, mientras doy vueltas en la cama intentando dormir…

.La novia .



Han pasado varios años y al parecer todos han olvidado aquel suceso que les narraré, pero yo jamás jugaría con una mujer.

Se dice que en la ciudad de México, hubo una mujer de increíble belleza y dotada de un alma tan pura que todos los hombres querían cortejarla. A ella no parecía interesarle nadie de la ciudad pero se dice que cierto día, caminando por la calle conoció a un joven totalmente desconocido, un joven apuesto y de provincia que venia a trabajar a la ciudad.

Ella no tardó en enamorarse de aquel hombre pues siempre la procuraba y era sumamente caballeroso con ella. Pasó un tiempo y decidieron casarse, ella estaba feliz, sentía que era la joven mas afortunada del mundo, pero el no parecía creer lo mismo.

Cuentan que el día de la boda llegó, ella lucia espectacularmente hermosa con su vestido y aquella felicidad que le iluminaba la cara. Ansiosa llegó a la iglesia, toda la gente importante se encontraba en la ceremonia excepto el novio.

Todos creían que tal vez un contratiempo de 10 tal vez 15 minutos lo demoró pero pasaron varias horas y él nunca se presentó.

Todos trataron de consolar a la joven que sumergida en su dolor no dejaba de llorar preguntándose por que no había llegado el a la boda.

La llevaron a su casa después de calmarla y la recostaron en su cuarto pero ella seguía deshecha, no aceptaba haber perdido al amor de su vida, se levantó frente a un espejo y al verse con aquel hermoso vestido pero con el alma destrozada tomó un cuchillo y comenzó a herirse en el vientre y en el pecho jurando ante un crucifijo que regresaría de la muerte para vengarse de aquel hombre y de todo aquel que hiciera el mismo daño.

La noticia de su muerte se hizo saber por toda la comunidad y según se cuenta, el joven fue visto días después de la boda con otra joven y relatando en las cantinas que el había obtenido lo que cualquier hombre del lugar hubiera querido y que tuvo el lujo de despreciarlo.

Noches después fue encontrado en la puerta de la iglesia muerto a cuchilladas pero se dice que el espíritu de la joven cumplió su juramento ya que el difunto tenía un anillo en el dedo, el mismo anillo con el cual ella había sido enterrada.

Según la leyenda, cada vez que un hombre deja plantada a una mujer frente al altar, ella vuelve a cobrar su venganza haciendo pagar el dolor que les causan a las mujeres.

.Tres hermanos.


Estos hechos acontecieron hace algunos años en las cercanías de Bétera, un pueblo valenciano en el que antiguamente había un manicomio. En él se encontraban personas enfermas de distintos males psíquicos (trastornos en la personalidad, psicosis, paranoias,...) pero uno de sus pabellones estaba destinado en exclusiva a criminales ya que los jueces en alguno casos habían decidido que era mejor que dichos criminales entrasen en una institución donde podían tratar sus problemas mentales antes que en la cárcel donde seguramente lo único que se conseguiría es agravarlos.

A unos quince kilómetros del psiquiátrico vivían los hermanos García. Eran tres hermanos que se dedicaban al cuidado de unas pequeñas tierras que habían heredado de sus antepasados, los cuales siempre habían vivido por la zona. Juan, que así se llamaba el menor de los hermanos siempre iba acompañado de su fiel perra Laika, que era un pastor alemán precioso que se habían encontrado perdida por una carretera cercana.

Los tres hermanos compartían una humilde casa de labradores con una sola habitación en la que habían colocado tres literas, un minúsculo aseo y una cocina de leña, típica de las zonas rurales. El poco tiempo libre del que disponían, pues como de todos es sabido a las labores del campo hay que dedicarles muchas horas, lo pasaban en un pequeño comedor en el centro de la vivienda jugando a las cartas o escuchando un viejo transistor que tenían sobre la repisa de la chimenea.

Una tarde de otoño después de haber pasado todo el día en el campo se dispusieron a volver a casa y cocinar unas patatas con un poco de carne que habían comprado hace unos días en el pueblo. Una vez en casa mientras pedro preparaba la cena para Juan y para Román que era el mayor de los hermanos, escucharon por la radio que Ricardo Ruiz Pérez se había fugado del psiquiátrico de bétera y que podía andar por los alrededores.

Ricardo Ruiz era un peligroso psicópata, al cual encerraron por el asesinato y violación de cinco menores. Tardaron varios meses en descubrir los hechos pues él solía descuartizar a sus víctimas y echárselas de comer a una jauría de perros que tenía en una finca de Murcia. Los asesinatos de Ricardo fueron muy seguidos por el pueblo español ya que entre sus víctimas se encontraban tres hermanas de una misma familia y esto conmocionó a la opinión publica.

Los tres hermanos se sintieron angustiados por la noticia ya que ellos como el resto de españoles habían seguido las fechorías de Ricardo. Durante la cena el tema de tertulia fue el recuerdo de los asesinatos y la poca seguridad que había en el psiquiátrico, ya que era incomprensible que se hubiese podido escapar un asesino como éste. Sobre las diez de la noche se prepararon todos para ir a dormir.

En la habitación Pedro dormía en la litera superior, Román en la del centro y Juan en la de abajo. Debajo de la litera de Juan dormía Laika, a la que le encantaba que Juan por las noches antes de dormir le rascase el lomo y ella como muestra de cariño le lamía siempre la mano.

Media hora más tarde estaban ya todos acostados y prácticamente dormidos por el cansancio acumulado del día anterior. Pasaron las horas y de repente algo sobresaltó a Juan, había escuchado como el chirriar de la puerta, se mantuvo expectante durante unos segundos y luego introdujo su mano debajo de la cama para acariciar a su fiel amiga, ésta se lo agradeció como de costumbre, con unos lametones en la mano, esto tranquilizó a Juan ya que si alguien intentase entrar en la casa ella sería la primera en darse cuenta y se volvió a dormir profundamente.

Pasaron las horas y por la ventana del cuarto comenzaban a entrar los primeros rayos de luz a la diminuta estancia. Pero más que la luz del sol lo que despertó a Juan fueron unas pequeñas gotas que caían sobre su rostro. Abrió poco a poco los ojos mientras se llevaba las manos al rostro donde notaba que caían las gotas y noto que tenían un tacto espeso, cuando finalmente abrió los ojos vio que esas gotas procedían del colchón de Román y que ese color rojizo que desprendían sólo podía ser sangre.

Se levantó de un salto de la cama y miró a su hermano Román, se quedó paralizado de terror, estaba amordazado y con una infinidad de cuchilladas en su cuerpo y sobre él también caían gotas de sangre provenientes del colchón superior donde un cuchillo atravesaba el cuello de su hermano pedro. Juan, incrédulo ante la barbarie que estaba presenciando, se arrodilló en el suelo llorando y allí pudo encontrar a su querida perra Laika con el morro atado y abierta en canal y entre las patas de esta una nota ensangrentada donde se podía leer "los locos también sabemos lamer".

Juan, aterrado, notificó los hechos a la policía diciendo que Ricardo Ruiz había asesinado a sus hermanos y a su perra, pero la policía no le creyó.

Juan fue acusado del asesinato de sus hermanos en un desdoblamiento de personalidad y encerrado durante veinte años en el psiquiátrico de Bétera, donde pudo averiguar que Ricardo había sido detenido dos horas después de su fuga en una carretera con dirección a Barcelona.

.Mañana traeré más. 


En 1947, en una Berlín en ruinas, una joven se encuentra con un ciego errante en la calle que le pide llevar una carta a una dirección. Caritativamente, ella acepta y toma el camino de la dirección indicada. Pero al hacerlo ve como el ciego huye corriendo, sin vacilación alguna, y que desaparece girando rápidamente por la primera esquina.

La chica no entiende nada... Encontrando este comportamiento sospechoso, la joven va a contar lo sucedido a la policía. La policía escucha lo sucedido y decide ir a la dirección a la que supuestamente debía entregar la carta, acompañados de la chica.

Una vez allí, descubren con horror que en esa vivienda se encuentran dos hombres y a una mujer muertos, además de una gran cantidad de carne (la carne en aquella época era muy valiosa, ya que estaban arruinados). Pero para sorpresa de la policía la carne no era de animal, sino que era... carne humana.

Y el texto de la carta que la joven debía entregar decía lo siguiente: "Carne de la mejor calidad para la población. Mañana les traeré más."


 .Leyenda urbana: La canción maldita.


Seguramente hayas oído la leyenda de la canción "Gloomy Sunday". Según cuentan las ondas radiofónicas de esta canción tenían el poder de quitar la vida del oyente. Reszo Seress compuso en 1933 la melodía de "Glommy Sunday".

La compuso un domingo sombrío, después de romperse la relación que mantenía con su novia de toda la vida. Su amigo y compatriota húngaro, Laszlo Javor, añadirá la letra a la canción. La difusión radiofónica comenzó a mitad de los años 30, con un efecto del más funesto.

La canción estaba en el centro de una ola devastadora de suicidios: Se encontraron pianistas con la partitura en la mano, anónimos con el disco sonando en su tocadiscos en el momento de quitarse la vida, otros citando alguna parte del texto de la canción en su última carta... Incluso la joven con la que rompió el compositor, la que inspiró la canción, corrió la misma suerte: El texto fue traducido al inglés con las mismas fatales consecuencias. La canción fue retirada de las ondas.

Difícil distinguir la verdad de la leyenda en esta historia, lo que sí nos queda es una melodía intensa con interpretaciones tan diversas como inspiradas.

.Leyenda Urbana: Noche estrellada. 


Una joven pareja decide dar un paseo nocturno or el bosque cercano a su ciudad para ver las estrellas y el firmamento sin la polución de la urbe. En el momento de regresar a casa, el muchacho se da cuenta que el coche no arranca. Tras un rato intentándolo, él le propone a ella esperarle en el coche mientras va a pedir ayuda. Ella, aunque algo asustada, acepta.

Nada más partir él, cierra bien todos los seguros. El tiempo pasa y su novio aún no ha regresado...Siguen pasando los minutos y el miedo en ella cada vez es mayor. De repente, ella empieza a escuchar un ruido en el exterior, más concretamente en el techo del coche. Parecía como si una rama de árbol rozará con el coche por el aire que soplaba fuera. Aunque era extraño, porque no estaban próximos a ningún árbol. Aunque asustada, al final termina durmiéndose.

Al amanecer, la muchacha es despertada por la policía. Extrañada, ella abre la ventanilla y le piden que salga del coche, pero que no mira detrás de ella. Evidentemente, se volvió y vio a su novio muerto, colgando de la rama de un árbol mientras sus pies rozaban el techo del coche. 


.Leyenda urbana: El agua de la vida.


Una pareja acaba de mudarse a un pequeño y bonito castillo que habían comprado recientemente. Curiosos, decidieron dar una vuelta e investigar todos los recovecos y escondrijos de su nueva morada.

En una bodega, descubrieron varios barriles de vino y otros licores. Probaron varios de ellos. Muchos estaban deliciosos. Se notaba que debían llevar allí muchos años, lo que había hecho de ellos licores aún mejores. Siempre servían alguno de estos licores a sus amigos, cuando venían a visitarles.

 Llegó el día en que un barril estuvo vacío. Pero curiosamente seguía siendo muy pesado. Decidieron abrirlo con el fin de ver lo que quedaba en el interior. Aterrorizados Ellos descubrieron que en el interior del barril había el cadáver de un hombre acurrucado.

.El color rojo. 



Érase una vez una maestra que era muy bonita. Pero por mas bonita que fuera, tenía un corazón podrido. Inmersa en sus propios objetivos y amargura, descargaba con sus estudiantes la frustración de llevar una vida que no le gustaba y le ensombrecía el ánimo con cada día que pasaba.

En su clase, había un chico que se enamoró perdidamente de ella. La maestra sabía de esto y rompió su corazón, decidiendo no terminar con eso también pensó que sería buena idea humillarlo para su propia diversión. El pobre muchacho no aguanto más y se suicidó. A la maestra no le importo lo que sucedió y con una pluma roja tachó el nombre del estudiante.

Un día que la maestra se tuvo que quedar trabajando hasta tarde. Al salir de la pequeña habitación que constituía la sala de profesores, se encontró con que había un estudiante en el pasillo que le daba la espalda. Le pareció extraño que un estudiante estuviera allí a esa hora, así que lo llamó.

Cuando la maestra lo vio, sufrió se desmayó del horror al comprobar que una equis roja cruzaba el rostro pálido y demacrado del niños, era un tachón similar al que ella misma había hecho sobre el nombre del pequeño estudiante.



.Las fotografías.


Hace unos meses una amiga mía, que es una fotógrafa por naturaleza y con mucho futuro, decidió pasar un día y la noche sola en los bosques fuera de nuestra ciudad. Ella quiso conseguir las fotos de los bosques y la fauna tan naturalmente como ella podría para su portfolio.

No tuvo miedo de estar sola, porque ya había acampado por su cuenta muchas veces antes. Estableció una tienda en medio de un pequeño claro y pasó el día tomando fotos. Se llenó cuatro rollos de la película por aquel viaje, pero algo era extraño sobre ellos.

Lo que vio en aquellas fotografías se ha quedado con ella desde entonces, y todavía trata de reponerse del trauma le han causado. Casi todas las imágenes fueron normales, salvo una imagen en cada rollo de la película. Estas fotos eran de ella, dormida en su tienda en medio de la noche.

.Pasos en el pasillo.


Estaba durmiendo en la noche en una ruinosa pensión, era lo mas barato y no tenia tiempo para buscar otro lugar en donde cobijarme durante la noche. A medianoche sentí que algo no me dejaba dormir, abrí los ojos y vi que a mi lado había una anciana echada sobre la cama, mirándome fijamente.

- No te asustes - susurró la anciana -. Lo que anda en el pasillo sí te tendría que asustar.

Rodé en la cama y me puse de pie en el lado opuesto al que estaba la anciana. Encendí la luz, la anciana aun permanecía allí, mirándome fijamente a los ojos, y con la mano me señaló el pasillo.

- No hagas ruido, ahí viene por el pasillo - susurró nuevamente.

Presté atención y escuché unos pasos. Los pasos se detuvieron frente a la puerta de mi habitación. La anciana me indicó que guardara silencio con un gesto. Los pasos volvieron a sonar, está vez alejándose por el pasillo. Yo no entendía nada.

¿Qué estaba pasando?

Fui hacia la puerta, entonces ella intento detenerme, pero quería saber que ocurría. En el pasillo aún había algo, aun se escuchaban los pasos. Abrí la puerta y me asomé, para mi sorpresa no vi a nadie, aunque se seguían escuchando los pasos. Cerré la puerta y giré hacia la anciana, ésta sonreía.

- Yo soy la encargada de la limpieza, y sé que es un fantasma que ronda por la pensión. Lo desperté para avisarle, no es bueno que el fantasma lo encuentre dormido, podría darle un susto de muerte - me dijo.

- El susto me lo dio usted. Pero está bien, gracias por avisar, nunca más vendré a este lugar.

Salió sin decir más y me quede solo. No volví a escuchar los pasos. En cuanto amaneció fui hasta la recepción, allí estaba el dueño.

- Bonito lugar tiene usted - comencé a decirle con tono sarcástico -. Claro, esta el pequeño detalle, casi insignificante, ¡de que aquí hay fantasmas! - el dueño me miró algo perplejo, después se pasó la mano por la barbilla como pensando.

- Discúlpeme, tenía mis sospechas, pero como no duermo aquí, no estaba seguro. La limpiadora siempre me lo decía, decía que había fantasmas ¡Y yo no le creí! Ahora ya es tarde para disculparme con ella; murió hace tiempo.

.El Alarido de los muertos.


Todo empezó aquella vez que de regreso a la zona rural donde nací, por motivo de ver un terreno que pertenece a mi familia y que desde que nos trasladamos a la ciudad lo hemos tenido prácticamente abandonado, en aquella ocasión mis padres no pudieron viajar y me tocó a mi esa responsabilidad. Emprendí el viaje después del trabajo, por lo que la noche me encuentro en la carretera.

El viaje duraba un poco mas de cuatro horas, por lo que pase en una estación de gas, a comprar un poco de bebida y algo de comer.

Durante el camino una de las llantas del auto se poncho por lo que me tuve que apearme a la orilla del camino, el cual ya fuera de la cabina del vehículo se veía verdaderamente solitario y lúgubre por la oscuridad de la zona, solo a lo lejos se veían las pequeñas luces de alguna que otra casa.

En ningún momento pasó por mi mente la experiencia que a continuación describiré: me encontraba sacando las herramientas para ser el cambio de la llanta cuando por alguna razón la radio empezó a fallar, a entrecortarse la estación que en aquellos momentos oía, y pensé solo eso falta que la batería también falló... Sin prestarle mayor caso a ello proseguí con lo que hacia, cuando en medio de una de esas interrupciones se oyó algo diferente, como una especie de susurros, fue tan breve pero audible... aunque no le tome mucha importancia. Y se lo atribuí parte del cansancio y del nerviosismo por estar en medio de una carretera no muy transitada, proseguí colocando la llanta, cuando nuevamente se oyó ese susurro ahora un poco claro, y al mismo tiempo un viento helado paso por el lugar..

Ya eso fue suficiente para ponerme mas nervioso y preocupado, pues por alguna razón aquella tarea que estaba acostumbrado a realizar en menos de 15 minutos, ya llevaba un poco mas de media hora, parecía como todo iba en cámara lenta..

Al fin logre colocar la llanta y caminé a aguardar las herramientas cuando las luces del auto se apagaron y solo el tablero del radio seguía prendido pero sin audio al acercarme a la puerta del conductor y apunto de subirme, a través del radio claramente escuche una mezcla de alaridos, se oía horripilante, lo que me erizo la piel y porque no decirlo me hizo doblar las rodilla, casi me congelo, a no ser porque las luces del auto empezaron a parpadear frenéticamente, lo que hizo que me echara a correr.

Sin saber a donde dirigirme eche a correr como loco carretera abajo, en mis oídos no dejaba de rebotar ese espantoso alarido, cuando las piernas ya no me dieron me pare a descansar, sin percatarme casi había corrido como un kilómetro, logre divisar una pequeña vivienda al costado de la carretera y me dirigí hacia allí, toque la puerta y un señor de mediana edad abrió la puerta. Imagino la cara que me vio, muy pálido y sudoroso que me invitó ha sentarme en un viejo sillón y me ofreció un poco de agua, luego de ver que me calme un poco me pregunto que me pasaba, si me había querido asaltar o algo por el estilo.

Yo no estaba seguro de decirle lo que me había sucedido, pues lo mas seguro es que pensara que esta loco, drogado o por lo menos ebrio, eso es lo que hubiera pensado yo si alguien me hubiera contado lo mismo. Sin embargo también sentía la necesidad de contarle lo sucedido, tomando un poco de aire, le narre lo que me había pasado, el me escucho atentamente sin pronunciar ni una sola palabra, cuando termine él se dirigió a una cómoda que tenia en la habitación y saco un periódico algo viejo y me lo alcanzó.

Cuando lo tuve en mis manos leí el siguiente encabezado " Victimas fatales en el choque de bus", aun no comprendía lo que aquello significaba, hasta que el señor me dijo: "Ahí donde usted se quedo con su auto, ahí mismito quedo el bus con la gente muerta, y agrego lo siguiente, usted no es el primero que lo asusta el grito de los muertos".

.El juego y la consecuencia. 


Hace ya muchos años cuando de adolecente, junto con otros amigos que nos gustaban ciertas cosas sobre ocultismos decidimos jugar a la ouija. Ya habíamos escuchado historias sobre como algunos que habían jugado con dicha tabla terminaban poseídos, o les ocurrían cosas extrañas. Pero como buenos escépticos nos decidimos probar por nosotros mismos, que tanto había de verdad en todo aquello que se contaba.

Lo primero fue buscar información de cómo se preparaba una tabla ouija, claro que había lugares donde te vendían una, pero nosotros a parte de no tener fondos, queríamos hacerla por nuestra cuenta. Tuvimos que buscar un tabla que nos pudiera servir para ello, y José uno de nuestros amigos sugirió que fuéramos al cementerio haber si podíamos hacernos de una tapa de ataúd o algo por el estilo, nos dirigimos al cementerio de nuestra ciudad, buscando encontramos una tabla que había servido como lapida que se encontraba en una tumba ya vacía, la tomamos y quedamos en juntarnos al siguiente día para terminar de hacer la tabla.

Desde aquel momento creo que algo nos siguió, por que aquella noche tuve todo tipo de pesadillas en donde veía cadáveres, y sombras que me perseguían, por supuesto en aquel entonces se lo atribuí a la experiencia de ir al cementerio.

Al siguiente día en lugar de ir a estudiar, nos reunimos en mi casa, ya que mis padres trabajaban y la casa se quedaba sola, nos encontrábamos los cuatro y procedimos a trabajar, lijamos la tabla para borrar los datos que tenia y escribimos el abecedario y números, además Rene que era un buen dibujante le hizo algunos símbolos cabalísticos para que según nosotros tuviera mas efectividad, cuando terminamos, regresamos al cementerio para dejarla enterrada durante tres días pues nos habían dicho que de esta forma la comunicación con los espíritus era mas efectiva.

Eso fue un miércoles por lo tanto para el sábado próximo nos juntamos y fuimos a desenterrar la ouija, y nos dirigimos a la casa de Henry pues ese fin de semana su familia saldría de viaje y no regresarían hasta el lunes.

Nos dirigimos a su casa, nos acomodamos en su habitación para jugar, al principio el ambiente se sentía tenso, y con la mayor solemnidad del caso comenzamos a jugar, sin embargo no pasaba gran cosa, a penas si se tuvo un pequeño movimiento del señalador, por lo cual entonces comenzamos a hacer chistes y a burlarnos del juego, pero Henry que era el mas crédulo de los cuatro nos dijo que no hiciéramos eso, ya que podríamos enfadar a algún espíritu, no le tomamos mucha atención y decidimos dejar la tabla en una esquina y marcharnos cada quien a su casa.

Más tarde ese mismo día por la noche Henry me telefoneó por ser el que mas cerca vivía de su casa, lo escuche algo acelerado y temeroso, me dijo que habían empezado a pasar cosas en su casa, yo le dije que se dejara de tonterías que tenia una imaginación muy febril y que no era mas que eso, su imaginación. Sin embargo algo en su voz me decía que estaba verdaderamente asustado, entonces yo le dije que iría a su casa mas tarde.

Alrededor de las 8:00 pm llegue a su casa, cuando abrió la puerta estaba de lo mas pálido, y con los ojos desorbitados, entre a su casa y lo primero que le dije fue que se tranquilizara, que no pasaba nada y que todo era sugestión de él.

Nos pusimos a ver televisión, después de un rato le dije que ya me iba a mi casa él no quería quedarse solo, le dije que no se preocupara pues en el rato que yo había estado en su casa no había pasado nada, terminando de decir esto cuando en la cocina se oyó un ruido como que se quebraban unos platos, Henry saltó de miedo, yo para tranquilizarlo le dije que se trataba de ratas, cuando fuimos a ver a la cocina, no encontramos nada roto, aunque si un olor nauseabundo.

Nos dirigimos de nuevo a la sala y esta vez un ruido parecía venir del segundo nivel, de su habitación, subimos la gradas pero el ruido dejo de oírse, para ese momento yo ya me sentía intranquilo, pero nada mas, Henry me decía que esto nos estaba pasando por burlarnos de los espíritus y de la ouija, yo le decía que no era nada de eso, que cuando uno se queda solo en una casa era normal escuchar ruidos que no se oyen cuando hay mas personas.

 Por no dejarlo solo llame a mi casa y les dije que me quedaría, nos quedamos viendo televisión hasta que nos dio sueño yo le dije que me quedaría en la sala y él se fue a dormir en la habitación de sus padres, como a las tres de la mañana desperté con un presentimiento no sabia exactamente que era, al poco rato de estar despierto, vi una sombra reflejada en la pared de las gradas, pensé que era mi amigo, pero al momento en que se supone tendría que aparecer mi amigo en el final de la escalera, no había nadie, esto me sobresalto mucho y le grite a mi amigo para que bajara, este no respondió por lo que tuve que subir, al entrar a la habitación vi a mi amigo durmiendo, traté de despertarlo pero no lo lograba. Parecía estar sumergido en un pesado sueño, me dirigí al pasillo, al pasar frente del cuarto donde habíamos jugado vi un resplandor debajo de la puerta, venciendo mi miedo y ayudado por mi curiosidad abrí la puerta y en una esquina había una pequeña esfera de luz entre blanca y azulada, que se movía frenéticamente. Me pareció como si alguien estuviera en la habitación y la esfera dejo de moverse y se acercó así mi yo me alejé y en ese instante la esfera desapareció.

Regrese a la habitación de mi amigo y lo volví a despertar, esta vez si reacciono y yo le conté lo que había visto y el a su vez me dijo que había soñado que estábamos jugando con la ouija y que esta solo formaba la palabra “regrésame”, entonces comprendimos que algo o alguien quería que regresáramos aquella lapida que habíamos tomado, para nuestra diversión.

Al día siguiente, a primera hora nos dirigimos al cementerio a dejar la tabla no sin antes de tratar de dejarla como la encontramos, es mas repasamos el nombre que había en ella y dejamos una veladoras en el lugar, luego nos dirigimos a la casa de Henry y rociamos agua bendita en todas las habitaciones.

Después de muchos años siempre recordamos ese episodio en donde conocimos en carne propia lo que puede suceder si no tomas en serio que existe un más allá, y no le tienes respeto a los espíritus.

.El reflejo sombrío. 




Normalmente, suelo dormir bien, pero la terrible tormenta de afuera hizo que me espantara el sueño. Comienzo a dormir nuevamente, cuando de pronto otro ventarrón hizo tanto ruido que vuelvo a despertar algo asustado. El ciclo dura casi toda la noche. Así que estoy allí cansado pero con los ojos abiertos y mirando hacia afuera, recorro la habitación con la mirada y noto como se extiende ante mi una sombra alargada. 


Mis ojos se mueven buscando el objeto sin nombre que pueda proyectar tal cosa, hasta llegar a mi espejo, y esa cosa mirándome fijamente hacia a mi. De repente hay un destello de un relámpago, la luz parpadea frente al espejo y por un segundo, el espejo revela una silueta extraña, muy parecida a mí, agitando la cabeza fuertemente, con la boca abierta y los ojos hundidos y amoratados. 

A continuación, después de varios segundos de estar mirando esa horrible estampa, cierro los ojos fuertemente y me pregunto ¿Estás seguro de lo que has visto? Sin siquiera resolver dicha pregunta, no duermo por el resto de la noche, solamente estoy ahí, en mi cama cubierto con las sábanas hasta la cabeza, enroscado, con los ojos cerrados apretadamente e inmóvil . 

A la mañana siguiente corrí a quitar el espejo de la pared para luego tirarlo a la basura. No importa si esa extraña visión que había visto era de verdad o era solo un invento de mi imaginación, quería deshacerme de ese espejo. De hecho, después de pensarlo bien quité todos los espejos de mi casa sin excepción. 

Las semanas pasan y trato de seguir como si nada, sigo normal en mi vida pero el caso de aquella noche aún esta presente en mi memoria. Entonces decido ir a pasar el día en casa de un amigo y en el transcurso del día mi cuerpo avisa que tengo que usar el baño. Mientras que estoy en el baño el agua del grifo comienza a correr sin que lo tocase. 

Sorprendido por esto, aún sin actuar, trato de razonar aunque es imposible con esta paranoia atacando mi mente. El agua comienza a tornarse muy caliente hasta evaporar y una nube de humedad cubre el espejo frente al lavamanos. Me quedo mirando atentamente con los ojos fijos en el espejo y mi cuerpo adherido a la pared y veo como lentamente se forman las palabras: 

"Por favor, devuelve los espejos. Echo de menos  verte dormir por la noche."

.El niño.


Una pareja vuelve a casa ya bien entrada la noche, después de haber estado en una fiesta con unos amigos. Viven en un pueblo alejado de la ciudad y deben recorrer con el coche una carretera que atraviesa un bosque.

Atravesando el bosque, ven que hay un coche accidentado. La delantera del coche estaba siniestro total, pero los asientos traseros estaban intactos y se notaba la silueta de un niño. Se detienen en el instante. El niño esta muy ensangrentado, también algo pálido debido al susto del accidente piensa la pareja, el pobre niño no reacciona a nada.

Cuando inspeccionan el interior del coche para ver que tal están los ocupantes, ven que el conductor y el copiloto están muertos, pero no parece que sea por el accidente solamente, ya que tiene una especie de corte en el cuello. Sospechando que los padres han sido asesinados por alguien y temiendo que el asesino ande cerca, meten al niño corriendo en el coche y emprenden el viaje a toda velocidad hasta el pueblo, para avisar allí a la policía y que acuda al lugar de los hechos.

El niño sigue sin hablar, debido suponen al estado de shock de todo lo que ha tenido que presenciar. El conductor va a toda velocidad está deseando llegar y sentirse a salvo el silencio en el coche es inmenso. Cuando mira por el retrovisor para ver como se encuentra el niño, observa enseguida que tiene en sus manos un cuchillo lleno de sangre.

- ¡Dios santo! Quítale el cuchillo-. Le dice el hombre a su mujer, ella no responde. Decide parar el coche, se da la vuelta y ve a su mujer degollada con la boca abierta mientras el niño se lanza hacia él. Acelera el coche y da bandazos con el coche para intentar que el niño caiga, no lo consigue y finalmente acaba accidentado.

Una hora después otra pareja en coche se acerca... y se encuentra al pobre niño pálido... deciden llevarlo al pueblo mas cercano y ..

.La habitación de arriba.


Todo empieza durante una fría noche de invierno, cuando Cristina Lopez, una universitaria de 19 años de edad, tuvo hacer las veces de canguro para conseguir algo de dinero. La joven debía hacerse cargo de los hijos de un matrimonio que vivía dos manzanas más abajo de su casa. Se trataba de dos niños, uno de 5 años y el otro de 13 meses, que apenas le causarían molestias.
Al dar las nueve de la noche, Cristina acudió al domicilio del matrimonio donde pasaría la peor noche de toda su vida... 

Era una casa enorme, tenía dos pisos y una buardilla de esas antigüas que parecía haber salido de una película de terror. Arriba se encontraba la habitación de los niños y la de la pareja y en la parte de abajo había un gran salón donde la joven aprovecharía para seguir con sus estudios mientras estaba pendiente de las necesidades de los críos. A las diez les puso el pijama y los subió a la habitación en la que dormían rodeados de unos grandes muñecos de peluche que parecían tener vida propia. El tiempo comenzó a pasar lentamente y por fin llegó la media noche.
El cielo estaba completamente oscuro y una fina lluvia comenzó a golpear los cristales de la casa. Minutos más tarde, empezó a empeorar el tiempo, y lo que en un principio era una inofensiva lluvia de cuatro gotas de agua, llegó a convertirse en una de las más aterradoras tormentas de los últimos tiempos. Debido a una subida de tensión, las luces del salón se fundieron una por una y la joven comenzó a notar como el miedo recorría su cuerpo de pies a cabeza.
De pronto comenzó a sonar el teléfono y la muchacha corrió a cogerlo pensando que se trataría del matrimonio. Pero no fue así, al otro lado del teléfono podían escucharse los gemidos de un hombre que parecía querer asustarla. Era una voz profunda y tétrica, realmente aterradora!. El hombre del teléfono decía una y otra vez:- ¡Voy a por los niños y luego a por ti! -, ella quiso pensar que era una broma pesada de algún amigo.
La casa estaba completamente congelada, hacía un frío espantoso, pero... ¿de donde procedía? Era como si alguien se hubiese dejado una ventana abierta, pero ella ya se había asegurado de cerrarlas todas antes de acostar a los niños. El teléfono comenzó a sonar de nuevo; en ese mismo instante los críos comenzaron a gritar de una forma agonizante. Christen recordó que podía utilizar el localizador de llamadas para poder saber de donde procedían las llamadas y de quien era la misteriosa voz que la acosaba.
Descolgó el teléfono, pulsó la tecla de localización y esperó durante unos cuantos segundos. Un 'bip' fue el decisivo para desvelar el misterio, pero no hizo que el miedo desapareciese, ¡sino todo lo contrario! Lo que la joven descubrió en esos instantes la dejó sin apenas poder respirar! Las llamadas procedían... DE LA HABITACIÓN EN LA QUE SE ENCONTRABAN LOS NIÑOS DURMIENDO!!!!!!
Por el auricular del teléfono pudo escuchar como la voz del hombre le decía a gritos: - "Quédate ahí quieta, enseguida bajaré a por ti..."

"Si alguna vez os quedáis solos en casa aseguraros de cerrar bien todas las puertas y ventanas o el mal podrá colarse a través de ellas"


.La muñeca enterrada.


Era noviembre. Mi amiga Clara y yo, vivíamos en el mismo pueblo, y esa tarde habíamos quedado para coger muestras de tierra para un trabajo que debíamos hacer en clase de Biología. Nos entretuvimos mucho hablando y jugando sin darnos cuenta de que empezaba a caer la noche sobre los solitarios campos de Montejícar. Dándonos prisa excavamos por diferentes lugares para coger tierra. 
En un inesperado instante mi amiga gritó: ¡mira lo que hay aquí! y efectivamente, había algo. Era una muñeca. Era aterradora, todo hay que decirlo: pelo rojo, ojos casi desencajados, y lo más chocante era su profunda seriedad, algo extraño en muñecas para niñas. Allí se hallaba semienterrada y vestida de blanco. Pero en fin, allí se quedó. 
Al emprender de nuevo el camino a casa, Clara, empezó a sentirse mal. Yo la cogí de la mano y nos fuimos al pueblo hasta llegar a su casa. Fue la última vez que la vi viva. Esa misma noche, 1 hora después, más o menos, su madre llamó muy tarde a casa llorando diciendo que Clara se estaba muriendo en un hospital. 
Yo me enteré de la horrible desgracia al día siguiente. Efectivamente, Clara, había muerto esa noche, sin ni el más mínimo previo aviso de falta de salud en sus días anteriores. “Una niña de 9 años muere en Montejícar sin causa aparente” decía la prensa un día después del suceso. El pueblo entero acudió a darle el último adiós.
4 o 5 años después de dicho acontecimiento leí algo que me heló la sangre. Fue escalofriante y de hecho me tuvo 8 meses bajo tratamiento psicológico. Leí que la persona que tenga una enfermedad en fase terminal y no tenga cura, enterrará una muñeca vestida de blanco, y en el momento que otra persona encuentre dicha muñeca, pasará a ésta el mal y padecerá la enfermedad a partir de dónde se quedó la persona que entierra la muñeca, la cuál, quedará sana y totalmente curada. 
Entonces, pienso yo: si en vez de ir a coger la tierra esa noche, hubiésemos ido al día siguiente, ya no hubiera tenido efecto, y Clara no hubiera muerto, porque la persona enferma que la enterró, habría muerto en el mismo momento que Clara.